El desarrollo de vasos sanguíneos listos para trasplantar mejora las intervenciones en pacientes sometidos a cirugía cardiaca

Estos injertos vasculares pueden almacenarse y no desencadenan una respuesta inmune
Por EROSKI Consumer 3 de febrero de 2011

Un método desarrollado por investigadores de la Universidad de Carolina del Este en Greenville (Estados Unidos) permite producir vasos sanguíneos listos para su trasplante en pacientes sometidos a una cirugía cardiaca. Los vasos sanguíneos o injertos vasculares pueden desarrollarse con anticipación, por lo que los cirujanos los emplearían cuando los pacientes los necesitan.

Ningún injerto vascular desarrollado a partir de tejido humano ha resistido hasta ahora su almacenamiento. Además, los nuevos injertos no son inmunogénicos, es decir, pueden obtenerse a partir de tejido de un donante y trasplantarse en pacientes no familiares sin desencadenar una respuesta inmune. Los vasos sanguíneos pueden fabricarse con células del propio paciente, pero este proceso se extiende durante nueve meses o más y los pacientes, a menudo, no pueden esperar tanto tiempo hasta la cirugía.

Este equipo ha puesto en práctica un nuevo método para producir vasos sanguíneos listos para su uso que retienen su fuerza y eficacia al almacenarlos durante largo plazo y funcionan con éxito una vez implantados en animales de gran tamaño. Los científicos produjeron los vasos sanguíneos mediante el cultivo de células de músculo liso de tejidos humanos donados en estructuras similares a tubos producidas de polímeros biodegradables. Las células de músculo liso producían colágeno y otras moléculas que formaban una matriz extracelular.

Cuando la estructura de soporte se degradaba, los vasos sanguíneos formados por completo quedaban libres. Con un agente limpiador, los científicos eliminaban las células de músculo liso de los vasos sanguíneos para evitar que provocaran una respuesta inmune en los organismos que recibían el trasplante. Estos vasos sanguíneos humanos retenían su fuerza y elasticidad y permanecían sin descomponerse incluso después de su almacenamiento en una solución salina simple durante un año.

Los injertos vasculares humanos se evaluaron también en grandes animales que pasaban por cirugía de bypass arteriovenoso, en la que los vasos sanguíneos actúan como una tubería entre una arteria y una vena, un método que permite a los pacientes humanos con enfermedad renal pasar por diálisis. Los investigadores mostraron que los vasos sanguíneos en los animales restablecían el flujo sanguíneo y permanecían abiertos y fuertes hasta seis meses. Cuando se eliminaban y examinaban los injertos no se observaban evidencias de fibrosis o engrosamiento de sus paredes. Los resultados indican que los injertos vasculares duraderos derivados de diferentes donantes y despojados de las células del donante son aptos para los trasplantes quirúrgicos.

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