El implante en el corazón de células madre adultas mejora la calidad de vida de los enfermos cardiacos crónicos

Se emplean células denominadas mesenquimales, que tienen una gran capacidad de transformación en diversos tejidos
Por EROSKI Consumer 18 de diciembre de 2008

La calidad de vida de los enfermos cardiacos crónicos puede mejorar gracias al implante en el corazón de células madre adultas extraídas del tejido adiposo. Los 20 pacientes que se sometieron a esta operación en el último año y medio «evolucionan satisfactoriamente» y «no presentan ningún problema», aseguró el jefe de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Francisco Fernández Avilés, quien, no obstante, pidió prudencia porque el estudio no ha finalizado.

El primer implante de este tipo en el mundo a un paciente que no tenía otro tratamiento posible para mejorar el bombeo de sangre lo llevó a cabo el equipo de cardiólogos del citado centro. La operación se le practicó en febrero de 2007 a un hombre de 72 años por medio de un catéter que llega hasta el corazón a través de la arteria femoral y que transporta 28 millones de células extraídas. Mediante una liposucción se obtiene grasa del abdomen del enfermo y posteriormente se le implanta en el corazón. Allí se transforma en músculo cardiaco y, sobre todo, en nuevos vasos sanguíneos o células vasculares que le proporcionan una mejor calidad de vida.

La técnica se ha aplicado desde entonces a una veintena de personas, dentro de un estudio programado para 36 pacientes por el Gregorio Marañón y que cuenta con una fase preclínica en Houston (Estados Unidos). Las células extraídas de la grasa contienen gran cantidad de células madre y, de ellas, se separa un tipo de células, denominadas mesenquimales, que tienen una gran capacidad de transformación en diversos tejidos.

Una máquina especial se encarga de separar la grasa de las células mesenquimales, purificarlas y limpiarlas para que sean luego implantadas en el corazón. Todo el proceso dura aproximadamente cinco horas. A esta intervención se someten pacientes crónicos, «que no tienen otra alternativa y que presentan problemas de calidad de vida», explicó Fernández Avilés. Además de las mesenquimales, están involucradas otro tipo de células de la médula ósea, que se utilizan «en pacientes con infarto agudo de miocardio».

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