Tras el hito logrado con la publicación del mapa de la vida, el paso siguiente estriba en conocer cómo las interacciones de los genes se traducen en expresiones y funciones concretas del organismo. La historia de la ciencia asiste al relevo del genoma por el proteoma, el conjunto de las proteínas. El nuevo desafío reside no tanto en catalogar genes como en descifrar su relación y las proteínas que codifican.
Un gen contiene la información para elaborar una o varias proteínas. Cada proteína es una máquina diminuta a la que está encomendado el cumplimiento de una función especial para la célula, desde obtener energía quemando glucosa hasta ordenar la respuesta a una infección por un virus. La inmensa mayoría de las enfermedades obedece al funcionamiento anómalo de una o varias proteínas, por lo que trazar las pautas de comportamiento del proteoma sea fundamental para la medicina del futuro, que se decantará por ir más allá de los diagnósticos sintomáticos