Enfermos de cáncer, esclerosis y sida apoyan la dispensación de cannabis con fines terapéuticos

El plan piloto de la Generalitat de Cataluña favorece especialmente a estos pacientes
Por EROSKI Consumer 2 de febrero de 2005

Varias entidades de enfermos de cáncer, de esclerosis múltiple y de sida se han mostrado a favor del plan de la Generalitat de Cataluña para dispensar cannabis con fines terapéuticos a través de cuatro hospitales y unas 60 farmacias de la comunidad.

Montserrat Doménech, presidenta del Grupo Ágata, que representa a 500 mujeres con cáncer de mama y que fue la entidad que en 2001 llevó al Parlamento catalán el debate sobre el uso terapéutico del cannabis, asegura que ésta será «una herramienta más para aliviar los efectos secundarios de la quimioterapia», tratamiento al que se someten la mayoría de enfermas de cáncer de mama.

Según Doménech, esta iniciativa permitirá «instaurar un control médico y farmacéutico en la dispensación del cannabis y se garantizarán las dosis que el paciente debe tomar». El Ministerio de Sanidad no ve con muy buenos ojos el hecho de que en el plan participen oficinas de farmacia situadas fuera de los hospitales. «Nos es absolutamente igual que se haga desde las farmacias hospitalarias o no», dice Doménech. No obstante, precisa que «para algunos pacientes puede que sea más cómodo acudir a una farmacia de su calle, al lado de su domicilio».

Actualmente, en España se permite el uso de «Nabilone», un derivado sintético del cannabis, para aliviar las náuseas que provoca la quimioterapia en enfermos de cáncer que han fracasado con otros tratamientos. Este medicamento, que se importa desde Gran Bretaña, lo debe solicitar un oncólogo a través del Ministerio de Sanidad. «Los trámites son muy largos y, a veces, cuando llega el fármaco, la paciente ya ha acabado la quimioterapia», advierte Doménech.

Por su parte, la Fundación Esclerosis Múltiple (FEM), que representa a unos 35.000 enfermos, considera que el plan es «apasionante», aunque pide «prudencia» y muestra ciertas reservas. «Todavía no hay estudios a nivel mundial que confirmen la eficacia del cannabis al 100%», afirma Rosa María Estrany, presidenta de la Fundación. Sin embargo, «no lo vemos mal porque estamos de acuerdo con todo aquello que pueda ayudar al enfermo», precisa.

En opinión de Estrany, el consumo terapéutico de cannabis «no se debe hacer de forma indiscriminada», sino «muy controladamente» y bajo recomendación del neurólogo para «garantizar que el enfermo no saldrá perjudicado».

Aliviar la anorexia

Los seropositivos también están a favor del plan piloto anunciado el lunes por la consejera catalana de Salud, Marina Geli, ya que se dirige a aliviar la anorexia que sufren algunos enfermos de sida. Esta afección, denominada síndrome de emaciación, provoca una pérdida súbita e inexplicable de peso debido a una falta de apetito en enfermos de sida que están bajo tratamiento. «Ahora se combate con dieta y suplementos vitamínicos, pero es insuficiente», explica Joan Tallada, presidente del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH. A su entender, los beneficios del cannabis, cuyo consumo provoca sensación de apetito, «superan los posibles riesgos que puede comportar» esta sustancia.

El presidente de esta entidad, que ofrece servicios de asesoramiento a seropositivos, afirma además que este plan piloto no sólo permitirá que los enfermos que ya consumen cannabis con fines terapéuticos estén bajo control médico, sino también mejorar la comunicación entre médico y paciente. «Muchos afectados que hoy consumen esta sustancia lo esconden a su médico porque a veces el profesional tiene muchos prejuicios», apunta Tallada . «El enfermo se puede ver ahora apoyado por este plan, que cuenta con el consenso de las autoridades sanitarias, y superar este estigma», concluye.

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