Evitar los embarazos múltiples en la reproducción asistida

Una técnica permitirá implantar un solo embrión con garantías de que llegará a desarrollarse
Por Malen Ruiz 2 de junio de 2008
Img lab

El análisis del ADN de los embriones producidos en laboratorio permitirá mejorar los resultados de las técnicas de reproducción “in vitro” y evitará los embarazos múltiples no deseados, ni por las parejas que tienen que recurrir a estas técnicas para conseguir ser padres ni por médicos que las tratan. De paso se soslaya el riesgo que suponen, tanto para la madre como para los mismos fetos.

La técnica de fertilización «in vitro» implica estimular la ovulación en la mujer para obtener un número elevado de óvulos, que después se fecundan en el laboratorio con el esperma del hombre. De los embriones obtenidos tras cinco días de la fecundación, se suelen seleccionar varios para su implantación en el útero materno, con el objeto de que al menos uno se desarrolle hasta el final. En un porcentaje significativo, esta selección da lugar a embarazos múltiples, algo que los especialistas en reproducción asistida estudian para evitar en lo posible, dado que aumentan los riesgos tanto para la madre como para los futuros hijos, especialmente si salen adelante más de dos fetos.

Sólo un embrión

Para intentar disponer de criterios objetivos para seleccionar los embriones se está recurriendo a analizar su ADN antes de la implantación y el del ADN de los niños sanos nacidos a partir de estos embriones. Así se conoce cuáles de estos embriones han llegado a término y se estudian características genéticas que resultan favorables para su implantación. En el caso ideal futuro, bastaría seleccionar un embrión con estas características, con un alto grado de seguridad de que llegaría a desarrollarse, explican los especialistas australianos y griegos que han realizado el primer estudio de este tipo.

Hasta ahora se recurre a métodos de selección «poco refinados» de los embriones que se van a implantar, como su forma (características morfológicas) cuando se observan bajo el microscopio. Además, tampoco se sabe cuál de ellos ha tenido éxito. «La huella genética es la forma definitiva y básica de identificación biológica, pero hasta ahora no se ha utilizado para identificar el embrión de origen de los niños nacidos a partir de la fertilización ‘in vitro’ y tampoco se ha utilizado para estudios de expresión de los genes», ha explicado David Cram, de la Universidad de Monash (Australia), que ha dirigido el estudio.

La extracción de células de un embrión de cinco días para el análisis genético no es perjudicial para su implantación y desarrollo

«Hemos desarrollado una nueva estrategia que combina el estudio de las células del embrión antes de su implantación (blastocisto), la huella genética y el análisis genético para identificar los blastocistos viables entre los implantados en las pacientes. Nuestro objetivo final es determinar cuáles son los genes que expresan estos embriones viables», informa Cram. Los casos estudiados son tratados en la clínica de reproducción asistida del hospital Genesis Atenas, en la capital griega.

Buscando la huella genética

Cuando los embriones obtenidos de la fertilización «in vitro» tenían cinco días se extrajeron varias células de ellos y se analizaron genéticamente. Luego se implantaron uno o más embriones en cada una de las pacientes y de los niños nacidos se hizo también la huella genética. Con estos datos se pudo saber cuáles fueron los embriones viables, y se analizaron sus características genéticas. El trabajo todavía no ha terminado, pero como explican los científicos en la revista «Human Reproduction», donde presentan sus resultados, ya se han identificado algunos genes comunes a estos embriones viables.

Son genes relacionados con la adhesión y la comunicación celular, los procesos metabólicos en las células y la respuesta a los estímulos, que coinciden con algunos que se sabe son importantes para conseguir la implantación de un embrión en el útero. Ahora se trata de refinar este conocimiento, de forma que se disponga al final de un test predictivo de la viabilidad del embrión a partir de muy pocas de sus células. Los autores del estudio han demostrado que la extracción de hasta 20 de las células de un embrión de cinco días para poder conocer su huella genética no perjudica a las posibilidades de que éste se implante y se desarrolle hasta el final dando lugar a un niño sano.

«La posibilidad de utilizar criterios objetivos y mensurables en lugar de observaciones subjetivas, como es la morfología, debe mejorar la predicción y dar la confianza suficiente a los médicos para inclinarse por la transferencia de un solo embrión a todas las pacientes sin que esto dé lugar a una disminución de la tasa de embarazos», defiende Gayle Jones, codirectora del estudio realizado en Australia sobre casos griegos.

Treinta años

A pesar de que las técnicas de fertilización «in vitro» tienen ya 30 años de existencia, el número de embarazos a término conseguidos respecto al número de intentos -la tasa de éxito- sigue siendo baja, de alrededor de un 30% de media en todo el mundo, aunque en algunas clínicas especializadas es sustancialmente más elevada. El hecho de que un embrión obtenido de forma natural mediante el acto sexual no se llegue a implantar y desarrollar en el útero es un fenómeno natural que se da continuamente en las mujeres sin que éstas sean conscientes, en la mayoría de los casos.

El desarrollo de la reproducción asistida ha sacado a la luz del laboratorio lo que antes era imposible de observar porque pasaba en el interior del útero. Se sabe ahora que algunos casos de fracaso se deben a las condiciones en el útero, pero en otros muchos casos es la viabilidad del propio embrión la que determina que se desarrolle o no, como se ha visto cuando se intenta implantar más de un embrión y sólo se consigue que se establezca uno.

EL SEXO DEL BEBÉ

Img feto

En la misma línea de análisis celular, expertos españoles han desarrollado una prueba no invasiva que permite conocer el sexo del feto desde la séptima u octava semana de gestación a partir de una muestra de sangre de la madre. Son unas diez semanas antes de que se pueda conocer este dato de forma fiable mediante la ecografía. La prueba, que han puesto a punto la empresa Laboratorios Lorgen y el Hospital Virgen de las Nieves de Granada, se basa en la detección del pequeño porcentaje de ADN fetal libre que está presente en la sangre de la madre. El análisis genético de fragmentos de los cromosomas sexuales del ADN fetal indica si es niño o niña. El laboratorio ofrece hacer la prueba a partir de una muestra de sangre de la madre que le sea enviada y comunicar en pocos días el resultado. También recuerda que este análisis puede servir para detectar enfermedades ligadas al cromosoma X, como la distrofía de Duchenne o la hemofilia.

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