La Agencia Europea de los Medicamentos restringe el uso de las conocidas como «superaspirinas»

Estos antiinflamatorios inhibidores de la COX-2 resultan especialmente peligrosos en pacientes con riesgo cardiovascular
Por EROSKI Consumer 2 de julio de 2005

La Agencia Europea de los Medicamentos (EMEA) acaba de hacer pública su versión definitiva sobre el procedimiento de revisión que acometió de los antiinflamatorios inhibidores selectivos de la COX-2, conocidos popularmente como «superaspirinas». El proceso comenzó tras la retirada a finales del pasado mes de septiembre de «Vioxx», al conocerse que aumentaba el riesgo de tener un problema cardiovascular. Después, en abril, llegó la suspensión de «Bextra», que todavía no había sido autorizado en España.

De los cinco principios activos afectados, tres se comercializan en España: celecoxib («Celebrex»), etoricoxib («Arcoxia» y «Symox»») y parecoxib («Dynastat»). A partir de ahora, ya que la decisión también ha sido respaldada por las autoridades de control de los medicamentos en España, estos fármacos podrán seguir siendo prescritos, excepto a pacientes con enfermedad arterial periférica. Sin embargo, deberán utilizarse «con especial precaución» si los enfermos presentan factores de riesgo cardiovascular como hipertensión arterial, hiperlipidemia, diabetes mellitus, o bien, son fumadores.

La agencia europea ha concluido que «son necesarias nuevas contraindicaciones y precauciones de uso del resto de los antiinflamatorios inhibidores de la COX-2». Esto se debe a que la revisión de los datos indican que «existe un riesgo de reacciones adversas cardiovasculares (infarto agudo de miocardio, accidente cerebrovascular) asociado al uso de este tipo de antiinflamatorios, el cual se incrementa con la dosis y la duración del tratamiento».

Otras recomendaciones son la utilización de la dosis «más baja posible» y que el tiempo de la prescripción «sea la más corta posible». La agencia considera necesario reforzar la información sobre las reacciones de hipersensibilidad, así como las cutáneas adversas que puedan registrarse. Al mismo tiempo, concluye que «cuando se prescriben respetando las condiciones de uso, estos antiinflamatorios presentan un balance beneficio-riesgo favorable».

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