La prevalencia de la dermatitis atópica ha aumentado de forma considerable en los últimos 30 años. Así, según un estudio de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) presentado ayer, las personas que sufren esta patología superan ya el 20% de la población española.
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se caracteriza por alteraciones cutáneas acompañadas de piel seca y una picazón intensa. Esta patología afecta fundamentalmente a niños, aunque también se observa en la edad adulta, sin diferencias entre sexos.
Francisco Camacho, jefe de Dermatología del Hospital Virgen de la Macarena (Sevilla) y uno de los responsables del estudio, relaciona este incremento de la incidencia de la dermatitis con el desarrollo industrial y el bienestar social. No en vano, el 70% de los pacientes proceden del hábitat urbano, por lo que se sospecha que su origen esté determinado por factores ambientales.
Esta enfermedad también está ligada a los hábitos higiénicos actuales, ya que la gente se lava mucho más que hace unas décadas, lo que influye en la «debilidad» de la piel ante posibles agentes desencadenantes. No obstante, en un 60% de los casos, los expertos consideran que existe un componente genético. Este porcentaje, apuntan, es el doble que en los pacientes diagnosticados de otras enfermedades alérgicas como el asma o la rinoconjuntivitis.
Según el estudio, la edad media de diagnóstico de la dermatitis atópica son los 2,25 años y los tratamientos previos más utilizados son la hidratación, emolientes y corticoides de aplicación tópica. Otros tratamientos menos utilizados son la ciclosporina, la fototerapia, así como la homeopatía, naturopatía o curanderismo (estos últimos representan el 0,76% de los casos).
Respecto a las zonas de la piel más afectadas, éstas son la cara interna de los codos, la parte posterior de la rodilla, la cara y los muslos.
