La diabetes no entiende de Navidad

En Navidades se debe controlar más que nunca la diabetes, pero no por ello renunciar a disfrutar de las fiestas
Por Sandra De Miguel, Federación Española de Diabetes (FEDE) 16 de diciembre de 2015
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Imagen: lusyaya

Se acerca una de las épocas del año que va asociada por antonomasia a la palabra excesos, un término con el que una persona con diabetes debe tener especial cuidado. Las Navidades se resumen en grandes comidas y cenas que finalizan con una montaña de dulces de todo tipo en el centro de la mesa. ¿Cómo sobrevivir a estas fechas sin que una patología como la diabetes se descompense y se paguen caros los excesos? A continuación se proponen una serie de consejos para poder disfrutar de estos días como uno más y para que este año no haya cuesta de enero, al menos en lo que a la diabetes se refiere.

Planificar la mesa de Navidad

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Imagen: Olyina

Es fundamental que se tenga en cuenta, estos días más que nunca, el tipo de diabetes que se padece: no es lo mismo una persona que utiliza insulina, que quien tiene una bomba de insulina o el paciente con diabetes que no toma medicación para su dolencia. En cada uno de los casos, como señala el dietista-nutricionista e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) Hospital Clínic de Barcelona, Serafín Murillo, resulta vital «hablar con su médico y enfermera y avanzar antes de las fiestas lo que se puede o no se puede hacer estos días» con respecto a la alimentación. «Lo peor sería llegar a estas fechas sin ningún plan, sin ninguna idea, porque entonces se comerá por instinto y será perjudicial», reconoce.

Es fácil decirlo y complicado hacerlo, pero estos días no se debe abusar de las grasas y también se deben moderar las raciones que se ingieren respecto a los platos principales de los menús. Serafín Murillo considera que hay dos opciones: «Adaptarse al menú o adaptar el menú a la patología».

  • Para adaptar el menú, hay que decantarse por cocinar los alimentos al horno o a la plancha y acompañarlos con ensaladas y verduras que incrementen la saciedad aportando calorías y cierta cantidad de fibra vegetal. En el caso de empezar las cenas navideñas con aperitivos o entrantes, se recomiendan preparaciones con bajo contenido en hidratos y grasas, como berberechos o mejillones al vapor, pepinillos o cebolletas en vinagre, boquerones en vinagre, gambas, langostinos y sepia a la plancha o al ajillo.
  • Si se opta por adaptarse al menú, «se debe ser muy consciente de las cantidades de alimentos que se toman», afirma Murillo. Se puede apostar por tomar más alimentos proteicos de carne, pescado azul o marisco, además de ser conscientes de los productos que suben la glucemia, como dulces, turrones o mazapanes. «En Navidad, aunque los platos no suelen estar muy cargados de hidratos de carbono, los postres sí. Es peligroso pensar que comer pocas cantidades de los platos principales compensa y podemos comer sin freno postres», recuerda. Hay que tener cuidado con estos dulces navideños porque, con poco que se ingiera, ya se supera la cantidad de hidratos que se debe comer en toda una comida y hace que la glucemia suba mucho.

Pero evitar los dulces es tarea imposible en fechas tan señaladas, por ello, estos días se puede intercambiar una pieza de fruta mediana o cada porción de pan (unos 30 gramos) por la siguiente relación de cantidades:

  • 1 porción de turrón de 50 g (1/6 de una tableta de 300 g).
  • 1 polvorón o mantecado.
  • 2 mazapanes.
  • 2 bombones.
  • 2 higos y 3 ciruelas secas.
  • 12 uvas de Nochevieja.
  • 2-3 dedos de roscón de Reyes.
  • 1 porción de 80 g de turrón sin azúcar.

El alcohol y otros productos para vigilar

Otro asunto peliagudo es el consumo de bebidas alcohólicas. Es importante tener en cuenta que se debe limitar la ingesta de alcohol a una copa de vino en la comida y una de cava para el brindis, ya que el alcohol aporta lo que se conoce como calorías vacías, es decir, engordan pero no alimentan y empeoran el control glucémico.

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Imagen: Subbotina

Además, es preciso tener cuidado con los productos aptos para diabéticos. No es posible fiarse del todo de su etiquetado, pues en muchas ocasiones no se especifica en qué medida hay una reducción de azúcar. En el caso de los productos light, pueden ser ligeros en cualquier nutriente, pero no especialmente en azúcares. Además, aunque se modifique la cantidad de azúcares en un 30% (como exige la ley), no significa que el producto final sea con una baja concentración de los mismos. Si se trata de un «sin azúcares», es muy posible que se hayan sustituido por edulcorantes no calóricos para mantener el sabor dulce característico. Así, que sea «apto para diabéticos» no quiere decir que se pueda ingerir sin control. Tal y como señala Serafín Murillo, el tema del etiquetado es complejo, por lo que si no se comprende adecuadamente, es mejor optar por los productos normales y controlar las cantidades que se consumen.

Por último, y a pesar de las vacaciones de Navidad, las personas con diabetes deben continuar haciendo ejercicio físico y, si cabe, con más motivo aún, por los cambios de hábitos a la hora de sentarse a la mesa. Asimismo, deben comprobar con mayor frecuencia sus niveles de azúcar en sangre, para evitar descompensaciones de la patología tras las copiosas comidas que se avecinan.

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