Más de veinte sociedades médicas, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y la Dirección General de Tráfico (DGT) han alertado de las graves consecuencias sociales, en forma de accidentes laborales o de tráfico, que acarrea la apnea del sueño.
Además, han firmado un documento consensuado que informe sobre la incidencia de esta enfermedad. A pesar de que las sociedades médicas carecen de datos por su bajo diagnóstico, se calcula que en España entre uno y dos millones de personas sufren la patología.
Según explican los especialistas, la apnea del sueño consiste en la reducción de espacio u obstrucción de las vías respiratorias que, durante el sueño, impide el descanso profundo de los enfermos que incluso dejan de respirar por espacios de hasta un minuto. Esto provoca una disminución del aporte de oxígeno de la que los pacientes no son conscientes y que causa somnolencia y cansancio excesivo durante el día.
A juicio de Joaquín Durán, responsable de la Unidad de Trastornos del Sueño del Hospital de Vitoria, a esta patología nunca se le ha prestado la atención necesaria cuando la forma más grave de esta enfermedad deteriora la calidad de vida y favorece los accidentes de tráfico o laborales y la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Por parte de la OCU, José María González ha explicado que el 63% de los ciudadanos reconoce sufrir somnolencia y un 18% admite que corre riesgo de dormirse al volante. Según datos de la OCU, además, el 14% tomaba medicamentos para dormir, y de esos, uno de cada seis por iniciativa propia o consejo familiar.
Dos años de espera
González ha informado de que los tiempos de espera para el tratamiento de esta patología llegan a los dos años en algunos casos. Es una espera excesiva, por lo que ha pedido a la Administración que mejore este aspecto. Aunque las unidades de tratamiento se han multiplicado por tres desde 1994, la dotación de medios humanos y materiales es insuficiente incluso para la mitad de los enfermos.
Por su parte, el neurólogo Joan Santamaría ha precisado que la dolencia es más frecuente en varones y también más habitual en pacientes obesos. Otros factores que aumentan el riesgo, según el especialista Francisco Javier Puertas, son el consumo de alcohol o de fármacos depresores del sistema nervioso, el tabaco, o la posición al dormir, siendo la más perjudicial boca arriba.
Tratamiento
El tratamiento más eficaz incluso en pacientes graves, según Puertas, es la aplicación de una máscara compresora de aire que aumente la presión sobre las vías respiratorias, lo que impide el colapso de las partes blandas de las mismas y asegura la correcta respiración.
También suele ser determinante la reducción de peso, ya que la grasa acumulada en el cuello oprime generalmente la garganta. Además, tanto la cirugía como otros dispositivos de avance mandibular pueden ser muy efectivos en determinados casos.
Por último, varias asociaciones de pediatría han suscrito el documento consensuado y han llamado la atención sobre los efectos de la dolencia en los niños. En estos casos, se trata de aumento de tamaño de las amígdalas o por vegetaciones, lo que disminuye el aporte de oxígeno y puede llegar a causar graves dificultades en el desarrollo cognitivo de los menores.