La OMS alerta del incumplimiento a largo plazo del tratamiento de las enfermedades crónicas

Sólo el 50% de estos pacientes cumple la terapia prescrita en los países desarrollados, afirma
Por EROSKI Consumer 2 de julio de 2003

La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó ayer un análisis en el que alerta sobre el incumplimiento a largo plazo del tratamiento de las enfermedades crónicas y lo califica de «problema mundial de gran magnitud y que tiende a aumentar».

Según la organización sanitaria, en los países desarrollados la observancia del tratamiento por parte de los pacientes con enfermedades crónicas es de sólo el 50% y el cumplimiento «es todavía mucho menor en los países en desarrollo».

«El incumplimiento del tratamiento es la principal causa de que no se obtengan todos los beneficios que los medicamentos pueden proporcionar a los pacientes», señaló el doctor Derek Yach, director ejecutivo de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OMS.

Además, Yach indicó que este incumplimiento está en el origen de complicaciones médicas y psicosociales de la enfermedad, reduce la calidad de vida de los pacientes, aumenta la probabilidad de aparición de resistencias a los fármacos y desperdicia recursos asistenciales.

El experto de la OMS puso como ejemplo la hipertensión arterial. «El porcentaje de pacientes que cumplen su régimen terapéutico es sólo del 27%, 43% y 51% en Gambia, China y Estados Unidos, respectivamente», dijo.

El problema del incumplimiento del tratamiento tiende a aumentar a medida que lo hace la carga mundial de enfermedades crónicas. En conjunto, las enfermedades no transmisibles, como las patologías cardiovasculares, el cáncer y la diabetes; los trastornos mentales, el sida y la tuberculosis representaron el 54% de la carga mundial de morbilidad en 2001, y se prevé que superarán el 65% en 2020, según el análisis de la agencia de la ONU.

Por su parte, el doctor Eduardo Sabaté, funcionario médico de la OMS, destacó que «una mayor observancia de los tratamientos no representa una amenaza para los presupuestos de la asistencia sanitaria». Por el contrario, favorecería una importante reducción del presupuesto general para la salud, debido a la reducción de la necesidad de intervenciones más caras, como las hospitalizaciones frecuentes y prolongadas, el uso innecesario de los servicios de urgencia y los costosos servicios de cuidados intensivos, explicó Sabaté.

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