La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) ha elaborado el Plan de Atención a la Salud de la Mujer, un exhaustivo plan configurado por 17 capítulos, con el objetivo de proporcionar a las administraciones públicas y a los propios profesionales una serie de indicadores tendentes a concienciar en la prevención.
De manera complementaria, esta Sociedad ha propuesto al Ministerio de Sanidad el diseño de un plan nacional de atención a la salud de la mujer, que ese departamento estudiará. El objetivo que subyace a ambas iniciativas radica en la coordinación de la actuación de las comunidades autónomas españolas.
Los artífices de esta guía destinada a los diversos agentes sanitarios subrayaron ayer «el valor enorme que tiene el hecho de ir a una consulta antes de que la mujer se quede embarazada», medida pregestacional que está necesitada de una mayor concienciación, dado que la sociedad española todavía no lo ha «asumido como una costumbre».
La publicación, presentada en el ámbito de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander (UIMP), aborda las «acciones idóneas para destacar los aspectos preventivos, tanto primarios como secundarios», en ámbitos como el control del embarazo, la planificación familiar, la prevención del cáncer, la perimenopausia, o incluso los malos tratos. José Zamarriego, presidente de honor de la Sociedad, aseguró que «el ginecólogo es el único médico al que visita la mujer con regularidad, lo que le convierte en el verdadero agente de salud».
Por su parte, el presidente de la SEGO, Luis Cabero, que presentó ayer el plan elaborado por esta asociación de ginecólogos, junto al secretario de la misma Eduardo Cabrillo, aseguró que este plan pretende esencialmente «unificar criterios y elaborar estrategias en el tratamiento y prevención de patologías relacionadas con la mujer».
El paisaje descrito por estos profesionales indica que las transferencias en materia de Sanidad a las comunidades autónomas han creado «17 modelos asistenciales distintos, lo que provoca la confusión y el desconcierto de las pacientes que observan, por ejemplo, cómo la edad de inicio de las mamografías varía en casi diez años de unas regiones a otras». Así, el proyecto plasma «medidas concretas de actuación» en distintos apartados que abarcan desde la drogadicción, a la educación sexual o el cáncer de mama. El Plan de Atención, sin embargo, no se ha planteado «como una recomendación de máximos, sino como un conjunto de estrategias de prevención». A juicio de Zamarriego, «se pueden plantear planes de actuación concretos, pero las comunidades autónomas tienen que unificar criterios en materia de salud».
La esperanza de vida de la mujer en España es cercana a los 83 años. Se registran, además, los índices más bajos de prevalencia de diversas enfermedades, pero los especialistas alertaron acerca de algunos «serios problemas sociales» que atentan contra la salud femenina, como la violencia sexual y doméstica, y las patologías ya erradicadas en España que regresan fruto de la inmigración, junto a la baja natalidad y el retardo de la maternidad.
Zamarriego, quien valoró la «desarrollada sensibilidad de la mujer, que le convierte en un sujeto diana, óptimo para desarrollar tareas preventivas», recomendó la realización de mamografías anuales a partir de los 30 años, y no a partir de los 40 o 45 como se hace en España.
La edad para realizar una mamografía «depende también de los antecedentes de cada paciente» y, según apuntaron los expertos, es preciso tener en cuenta que «el cáncer de mama afecta a las mujeres desde los 20 hasta los 90 años, por lo que esta prueba debería prorrogarse».
Respecto a las nuevas patologías infecciosas, derivadas de los movimientos migratorios, los especialistas citaron ayer la mayor incidencia o reaparición del paludismo, la sífilis o el papiloma-virus.
