La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología ha publicado el Decálogo de las Personas Mayores, en el que repasa, a través de diez puntos, la actual situación de la tercera edad en España. Asimismo, realiza una serie de recomendaciones encaminadas a concienciar a la población sobre los problemas y las necesidades de este colectivo.
Como información preliminar refleja que, en la actualidad, el 16,32% de los ciudadanos españoles tiene más de 65 años y advierte de que, dentro de veinte años, esta cifra habrá aumentado más de un 4%, es decir, casi ocho millones de españoles superarán esta edad. Por ello, la Sociedad Española de Geriatría explica que la dependencia será uno de los principales problemas, tanto económicos como sociales, en las próximas décadas, y asegura que se hace necesario optimizar los recursos sanitarios y sociales para aumentar la calidad de vida de los más mayores.
Respecto a los diez apartados, como primera premisa, la organización afirma que el envejecimiento de un país es consecuencia de su progreso y que, por lo tanto, en ningún caso debe presentarse como una carga o un problema. En el segundo punto se mantiene que para una persona, envejecer supone haber sobrevivido a enfermedades, accidentes, etc. y, por eso, debe sentirse afortunada y orgullosa por llegar a mayor. Esta posición se completa con un tercer punto, en el que se recoge que los progresos de la ciencia y del desarrollo económico y cultural han permitido que, cada vez más, la vejez se haya convertido en una etapa de la vida tan plena como cualquier otra: productiva, creativa, afectiva y llena de relaciones sociales, de calidad de vida e independencia.
El decálogo reprocha también los mensajes frecuentes, emitidos por diferentes grupos, referentes a la pérdida parcial de derechos adquiridos, sobre todo en torno a pensiones y atención sanitaria, «porque los españoles que llegan a la vejez se merecen vivir sin sobresaltos y han hecho méritos y esfuerzos para ello».
Como quinto punto, la organización reclama la desaparición de todas las formas de discriminación por la edad, principalmente en ámbitos como el educativo, laboral o asistencial, y entiende que «así, no es de extrañar que los malos tratos se produzcan entre los mayores con más frecuencia que en ningún otro colectivo». Al mismo tiempo, la Sociedad de Geriatría quiere dejar claro que la dependencia no es consecuencia de la edad, sino que se debe a problemas de salud y que, además, es posible disminuirla de frecuencia e intensidad.
Por otro lado, el colectivo demanda la garantía de acceso a la atención geriátrica por parte de las personas mayores, reclama una Ley de Dependencia justa que apoye a las familias y, por último, pide que no se relacione la vejez con terminalidad o muerte, algo que con frecuencia se transmite incluso desde ámbitos de carácter sanitario.