Mercedes Villegas, directora de la Fundación Amigos de los Mayores
Las residencias tradicionales no dan respuesta a las necesidades de las nuevas personas mayores que llegan
- Autor: Por EVA SAN MARTÍN
- Fecha de publicación: domingo 29 julio de 2018

Los cuidados médicos y el sistema de bienestar han aumentado la esperanza de vida, que en España se sitúa en 82 años. Y, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), ya hay ocho millones de personas con 65 años o más. Pero ¿lo que a nivel individual es un logro puede implicar un problema a nivel colectivo?
En efecto, la esperanza de vida aumenta, lo que es un avance; pero también hay cada vez más personas mayores viviendo solas. Y envejecer sin lazos afectivos alrededor es un factor de riesgo para sufrir soledad no deseada, un estado que puede afectar a la salud. Nuestro reto como sociedad es garantizar un envejecimiento de calidad, prevenir y paliar la soledad no deseada de los mayores.
¿Cree que este país es amable con sus mayores?
Hoy en España hay casi dos millones de personas mayores de 65 años (1.960.900, según el INE) viviendo solas; y la mayoría de ellas (el 59%, según un estudio conjunto del Centro de Investigaciones Sociológicas y el Instituto de Mayores y Servicios Sociales) siente soledad.
El actual ritmo de vida tan frenético, junto con la importancia que se le da a la imagen y al aspecto físico, quizá influya para que hayamos dado la espalda a las personas mayores: son excluidas de nuestras vidas por falsos estereotipos que las dibujan como incapaces, tristes y sin nada que aportar, cuando la realidad es todo lo contrario. Por eso trabajamos también en sensibilizar a la sociedad, para que las personas mayores vuelvan a sentirse protagonistas.
Cerca de 300.000 españoles viven en alguna de las 5.387 residencias de ancianos que hay en España, según el Imserso. ¿Son las residencias apropiadas para todo tipo de personas mayores?
Tenemos un reto urgente también en esta área: tenemos que crear nuevos tipos de alojamientos para las personas mayores. Por fortuna, comienza a haber iniciativas como el cohousing, viviendas colaborativas que combinan espacios privados con zonas de uso compartido, que emergen como alternativa a las residencias tradicionales. Otra opción son los apartamentos de mayores, que tienen servicios y asistencia sanitaria para ellos. Pero esta oferta es todavía muy escasa, además de cara, y tampoco está adaptada a la diversidad de personas mayores que existe.
Un estudio de EROSKI CONSUMER concluye que dos de cada tres mayores de 65 años que lo desea o necesita tiene plaza en una residencia pública o concertada. ¿Fundación Amigos de los Mayores intenta ayudar a los ancianos que están solos en casa por este motivo?
¿Cuándo se dio cuenta de que sus servicios de acompañamiento y amistad para mayores eran importantes?
Lo supe cuando el número de personas mayores que demandaba este servicio creció. El año pasado ofrecimos acompañamiento a 729 mayores en Madrid, Galicia y País Vasco. Los servicios sociales también nos derivan cada vez más personas, lo que nos obliga constantemente a impulsar campañas de captación de voluntarios, a los que formamos de forma específica, y también a realizar acciones de sensibilización para la sociedad.
Tras las residencias de ancianos, la segunda opción más demandada en España son los cuidadores a domicilio. ¿Cómo saber si un cuidador, o en su caso un acompañante, es bueno o malo?
Lo primero es pedir formación especializada. En el caso del acompañante, este debe estar cualificado y comprometido. Esto ayuda a mejorar su experiencia y también es esencial para ayudar a la persona mayor. Asimismo, otra clave para acertar es buscar perfiles afines con la persona mayor: esto permite que la amistad fructifique y perdure. En el caso del trabajo en residencia, es también importante la coordinación con el equipo profesional de los centros.
Por su experiencia, ¿qué es lo que más piden los mayores en España? ¿Cuál es su mayor necesidad?
Los mayores demandan, sobre todo, cariño y compañía, alguien con quien compartir una buena charla o dar un paseo. Y eso es algo que todos sabemos hacer. El resto viene implícito: cuando la persona mayor se encuentra acompañada, y segura, no solo deja atrás la soledad, sino que también puede desarrollar sus capacidades cognitivas y físicas.
Dicen los expertos que la auténtica lacra en la vejez es la soledad, causa de depresión.
Entonces, ¿el gran desafío colectivo es frenar la soledad del mayor?
El mayor reto es envejecer con calidad de vida. Y para ello es imprescindible hacerlo acompañado. La soledad es y será uno de los principales retos de toda la población, no solo de las personas mayores. Además, el cambio debe ser global para que las personas mayores sean percibidas como verdaderos activos de la sociedad, implicándonos a todos.
Para acceder a más contenidos, consulta la revista impresa.