La soja se descarta como una alternativa eficaz frente al tratamiento con estrógenos en la menopausia

No se ha demostrado que reduzca la pérdida de densidad ósea ni el resto de síntomas del climaterio
Por EROSKI Consumer 10 de agosto de 2011

Los comprimidos de isoflavonas de soja no disminuyen la pérdida de densidad ósea asociada a la menopausia. Un estudio realizado por la Universidad de Miami pone en duda su efectividad como alternativa al tratamiento de estrógenos y asegura que tampoco mejora otros síntomas relacionados con esta etapa como los sofocos, la sequedad vaginal o los trastornos del sueño.

La investigación se realizó con 248 mujeres de entre 45 y 60 años con cinco años de menopausia y puntuaciones T de densidad ósea de -2 o superior en columna lumbar o cadera. Se las dividió en dos grupos, a uno se le administró un placebo y al resto, 200 miligramos de soja, una dosis que dobla el consumo medio de soja ingerida a través de los alimentos en una dieta asiática típica.

Los resultados mostraron en los dos primeros años de seguimiento que la pérdida de masa ósea entre las mujeres de ambos grupos era muy parecida. En la columna vertebral, las tratadas con soja alcanzaban una tasa del -2% y las del grupo de placebo, del -2,3%. En cadera, la diferencia fue muy similar, del -1,2% frente al -1,4%.

Respecto al resto de síntomas asociados a la menopausia, los resultados de ambos grupos fueron también semejantes. La única excepción relevante se registró en la presencia de sofocos, que al final del estudio alcanzaba al 48% de las mujeres del grupo de isoflavona de soja, mientras que solo el 30% de las mujeres tratadas con placebo aseguraba padecerlos.

Las terapias con estrógenos, tanto las que incluyen progesterona como las que no, impiden la manifestación de estas dolencias asociadas al climaterio. Sin embargo, las conclusiones obtenidas a través de la iniciativa ?Women?s Health? alertan de que los riesgos globales de este tratamiento superan a sus beneficios.

Los autores de la investigación sobre la soja apuntan que la preocupación sobre el riesgo de los estrógenos acelera la búsqueda de tratamientos alternativos. El objetivo es encontrar una sustancia que proporcione los mismos beneficios que los estrógenos en la detención de pérdida de masa ósea y el resto de síntomas, pero que evite sus consecuencias cardiovasculares.

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