La vuelta al colegio puede generar en los niños ansiedad, mareos y vómitos

Una detección y tratamiento precoces pueden prevenir que estos problemas se hagan crónicos
Por EROSKI Consumer 17 de septiembre de 2003
Padre con niño en brazos llorando
Imagen: Phil Nguyen

Volver al colegio supone un cambio importante tanto para los niños que acuden por primera vez como para los que retoman las clases tras las vacaciones de verano. Durante las primeras semanas de clases se pueden detectar algunas alteraciones que son parte del periodo normal de adaptación del niño a la nueva situación, como ansiedad, mareos y vómitos. También pueden comenzar síntomas de algunos trastornos psiquiátricos previamente no detectados. Por esa razón, los especialistas recomiendan a los padres y profesores estar especialmente atentos en estas fechas a las reacciones que puedan surgir en los más pequeños, ya que una detección y tratamiento precoces pueden prevenir que los problemas se hagan crónicos.

La escuela también puede ocasionar dolor de cabeza. Vincenzo Guidetti, especialista en cefaleas de la Universidad romana de La Sapienza, considera el regreso a las aulas tras las vacaciones como un auténtico test para el dolor de cabeza en la infancia y la adolescencia. En el Congreso Internacional de Cefaleas que se clausuró ayer en la capital italiana, Guidetti estimó en casi el 4% el número de chiquillos que padecen migraña en la etapa de ingreso en la escuela. La tasa se eleva al 10-11% entre los seis y los diez años, y entre los doce y los diecisiete llega hasta el 13-14%, un porcentaje que permanece luego constante durante la edad adulta.

Miedos

A la vuelta al colegio hay que añadirle que la infancia es una época de la vida en la que normalmente abundan los miedos, tanto a personas ajenas al círculo familiar como a ruidos fuertes, a animales, tormentas o a la oscuridad. La inmensa mayoría de estos miedos se resuelven espontáneamente al ir creciendo. Cuando el niño tiene un miedo exagerado, que interfiere con su vida diaria, es cuando hay que pensar en un posible problema.

👎 No se debe ignorar ni minimizar el miedo con argumentos como «ya eres mayor» o «los niños no lloran». Tampoco es bueno forzarle a enfrentarse al miedo ni enseñarle a temer las cosas. Ser excesivamente protectores con los hijos sólo contribuye a predisponerles a estos temores.

✔️ Preparar al niño para las experiencias nuevas, explicarle las situaciones extrañas con el mayor detalle posible o leer un libro con él sobre la situación que origina el miedo son buenas soluciones, aseguran los expertos.

Cualquier padre que lleve a sus hijos al colegio ha visto las diferentes reacciones de cada uno al dejarlos allí. Muchos se despiden tranquilamente, otros van de la mano y no se sueltan hasta el último momento. A algunos se les ve tristes, preocupados y casi lloran, y unos pocos se agarran al cuello de la madre o del padre llorando y tienen que entrar con ellos en clase. Todas estas son reacciones normales en los niños entre 3 y 8 años.

Ansiedad

Los síntomas de ansiedad son más frecuentes si es la primera vez que el niño va al colegio, si se trata de un centro nuevo o al pasar de educación infantil a primaria. En la mayoría de los casos, los niños se van acostumbrando poco a poco a su nueva situación y a los horarios establecidos.

Sin embargo, algunos siguen mostrando este temor intenso y gran dificultad para quedarse en el colegio. Puede tratarse del problema llamado ansiedad por separación. Este trastorno afecta a un 4% de los más pequeños. Generalmente, empieza en niños de entre 7 y 9 años y es una de las principales razones por las que acuden a la consulta de un psiquiatra infantil o psicólogo. Se caracteriza porque el niño muestra miedo intenso y desproporcionado cuando se separa de sus padres y cree que le puede pasar algo malo a él o a sus progenitores. Se manifiesta negándose a ir al colegio o a otros lugares en los que va a estar sin sus padres.

El niño también lo pasa muy mal si los padres salen, por lo que, frecuentemente, éstos renuncian ante la imposibilidad de dejar al niño solo o con una canguro. Además, causa ansiedad, rabietas e incluso quejas físicas como molestias abdominales, vómitos y mareos, que mejoran rápidamente al volver con sus papás.

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