Andar descalzos por la playa y los baños de agua salada son los consejos principales de los podólogos para proteger los pies de cara al verano, al objeto de eliminar las durezas y favorecer la circulación. Además, recomiendan extremar las condiciones de limpieza posterior tras acudir a una piscina o a un balneario.
Las sandalias se convierten en verano en el calzado más usado, aunque, según los expertos, no siempre se cumplen los requisitos imprescindibles antes de calzárselas para evitar problemas posteriores en los pies. «A la hora de coger el calzado del año anterior es importante, si es de piel, que debería serlo, darle una capita de crema por dentro para que los forros que se han quedado duros y secos no agredan al pie», señala el podólogo Oliver Regueiro.
Las afecciones en los pies suelen ser continuas durante todo el año y entre las más habituales están los callos, las durezas, y problemas con el apoyo dependiendo del tipo de pie. Además, con respecto a la época estival, en concreto, destacan las infecciones que se cogen en piscinas, vestuarios, colegios o balnearios.
Para las personas que no padezcan ningún problema particular en estas extremidades, es recomendable que, en la medida de lo posible, caminen descalzos por la playa y disfruten de baños de agua salada «que favorecen mucho la circulación y la eliminación de durezas», apunta Regueiro. Si se presenta alguna infección, se debe acudir al especialista para que lleve a cabo una limpieza quirúrgica.
En caso de acudir a piscinas o balnearios, este experto aconseja usar chanclas y limpiarse bien los pies una vez abandonemos el lugar.