Los supervivientes de la «gripe española» siguen siendo inmunes 90 años después

Se han aislado rastros de la defensa natural que sus organismos generaron para hacer frente al virus
Por EROSKI Consumer 23 de agosto de 2008

La gripe de 1918, conocida como «gripe española», se llevó entre 20 y 50 millones de vidas. Pero esta epidemia también dotó a los supervivientes de una inmunidad a la enfermedad que aún persiste. Noventa años después, científicos de la Universidad de Vanderbilt (Estados Unidos) han aislado en 32 supervivientes ancianos, rastros de la defensa natural que sus organismos generaron para hacer frente al feroz virus.

Estos anticuerpos no sólo han perdurado en el organismo, sino que permanecen activos. De hecho, todavía son capaces de neutralizar la infección nueve décadas después, según la investigación publicada esta semana en la revista «Nature».

El patógeno que causó la epidemia está todavía vivo y guardado bajo grandes medidas de seguridad en un laboratorio del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, en Atlanta. El virus se «resucitó» en el laboratorio hace apenas tres años, a partir de las muestras de pulmón de una víctima de un poblado esquimal de Alaska, cuyos restos se mantuvieron congelados desde que fue enterrada.

Escudo protector

Los investigadores de la Universidad de Vanderbilt pusieron a prueba el sistema inmune de los supervivientes frente al virus resucitado. Tomaron muestras de sangre de 32 ancianos, con edades entre los 91 y los 101 años, testigos directos de la epidemia. Todos conservaban anticuerpos que reconocían la cepa del virus de la gripe. Algunos, incluso tenían linfocitos B para fabricar esos anticuerpos específicos para defenderse de la infección.

Los científicos aislaron las células inmunes en ocho muestras y a partir de ellas fabricaron anticuerpos casi idénticos que también reaccionaban en presencia del virus. Pero aún quedaba por saber si en un organismo vivo funcionarían como un escudo protector. Para demostrarlo infectaron a unos ratones con el virus de 1918 y después les administraron los anticuerpos de los supervivientes en varias dosis. Los ratones que recibieron la más baja y los que no tuvieron ninguna, perecieron. Sólo sobrevivió el grupo al que se le proporcionó la dosis más alta.

«Son los anticuerpos más potentes que jamás se han aislado contra un virus. Es como si nueve décadas después estuvieran esperando que la gripe volviera», dijo James Crowe, uno de los participantes en la investigación. Ahora esos anticuerpos podrían utilizarse como tratamiento para futuros brotes de gripe.

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