Los viajes a otros continentes han incrementado las patologías tropicales

Los casos de paludismo y fiebre amarilla aumentan en España a un ritmo anual del 10% desde 1990
Por EROSKI Consumer 23 de marzo de 2003

El brote de neumonía asiática que ha puesto en alerta a la comunidad médica internacional en la última semana es un nuevo ejemplo de la facilidad con que las enfermedades corren hoy por el mundo. Ni el paludismo es ya un problema sanitario exclusivo del Trópico ni el tifus una infección que castigue sólo a África y Sudamérica. El auge de los grandes viajes, sean de trabajo, por razones humanitarias o simplemente por puro placer, ha incrementado en España los casos de enfermedades tropicales desde la década de los noventa. No hay ningún punto del planeta que requiera más de 36 horas de viaje. «Cada vez se sale más al extranjero y por motivos más diversos. El mundo se ha hecho pequeño para los viajeros, que buscan nuevas experiencias a través del turismo, los negocios o las organizaciones no gubernamentales», explica el subdirector de Sanidad Exterior, Pedro Angel García.

El Ministerio de Sanidad, del que depende esta dirección, cuenta con una red de cuarenta delegaciones territoriales destinadas a la Sanidad Exterior. Cumplen básicamente dos funciones: controlan la calidad de los productos alimenticios que entran en España y asesoran al viajero sobre prevención y tratamiento de enfermedades.

Las consultas atendidas en los centros de vacunación revelan que los casos de enfermedades tropicales aumentan en España a un ritmo anual del 10% desde 1990. Cada vez son más los viajeros que, antes de la partida, se informan sobre la situación sanitaria de su destino y de las medidas profilácticas necesarias para afrontar la estancia. Sin embargo, todavía son muchos los que se olvidan de que con ellos «la salud también viaja».

La malaria, una de las más crueles enfermedades de los países subdesarrollados, amarga cada año las vacaciones de unos 300 españoles. La fiebre amarilla figura como la segunda dolencia tropical más extendida en España, donde también han aparecido casos de cólera, de encefalitis japonesa -inflamación del encéfalo provocada por la picadura de un mosquito- y de encefalitis centroeuropea, una variedad de la anterior producida por una garrapata.

«Las vacaciones se olvidan con facilidad cuando terminan; pero algunos tratamientos, como el que se sigue contra la malaria, requieren que la medicación continúe durante las cuatro semanas posteriores al abandono de la zona palúdica», explica el médico Fernando Carreras, que trabaja para el Ministerio de Sanidad. Carreras aconseja comenzar el tratamiento médico un mes antes de la partida. «Hongos y bacterias no conocen fronteras», concluye.

Antes de salir de viaje a un país tropical es recomendable visitar al médico, que le aportará consejos generales y le realizará una revisión sobre su estado de salud.

Asimismo, es fundamental, en caso de viajar a África y Sudamérica, vacunarse contra la fiebre amarilla. También hay que prevenirse contra el paludismo, muy extendido en los países tropicales. No existe vacuna, sólo una medicación preventiva, que varía en función de la zona que se vaya a visitar. Debe tomarse antes, durante y después del viaje.

Durante el viaje hay que tener cuidado con los alimentos y el agua. La diarrea es el mal del viajero por excelencia. No ingiera verdura cruda y el agua bébala sólo embotellada, que abran la botella en su presencia y evite el hielo.

Los baños en ríos, canales y lagos pueden ser otra fuente de enfermedades, ya que en muchas ocasiones están infectados por larvas que penetran en la piel y causan enfermedades. El agua del mar no implica riesgos, salvo por mordeduras y picaduras de peces o anémonas.

Las enfermedades de transmisión sexual son otro elemento a tener en cuenta. Han aumentado considerablemente en los últimos años. Están por todo el mundo, especialmente el sida y la hepatitis B. El preservativo supone la prevención más eficaz.

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