Media aspirina una hora antes de volar protege en un 35% contra el síndrome de la clase turista

Coincidiendo con el inicio de las vacaciones, los cardiólogos dan una serie de consejos para evitar este mal
Por EROSKI Consumer 4 de julio de 2003

El riesgo de sufrir el llamado síndrome de la clase turista no se reduce sólo a los largos vuelos. Cuatro horas de avión pueden bastar para desencadenar una trombosis venosa, o lo que es lo mismo, un coágulo en la sangre capaz de provocar la muerte por embolia pulmonar. Coincidiendo con el inicio de las vacaciones, expertos en enfermedades cardiovasculares llamaron ayer la atención sobre este problema de salud y aportaron a la opinión pública un remedio eficaz para hacer frente a esta complicación: la aspirina. La toma de apenas medio comprimido una hora antes de coger un vuelo protege en un 35% contra el mal.

El síndrome de la clase turista comenzó a hacerse popular hace tres años, con la muerte de una joven galesa de 28 que falleció nada más aterrizar en Londres. Emma Christoffersen, que así se llamaba la víctima, regresaba de Australia, a donde había acudido para asistir a los Juegos Olímpicos y, de paso, hacer turismo. Un viaje de veinte horas con una sola parada en Singapur le provocó un desmayo en el aeropuerto de Heathrow del que nunca se recuperó.

El problema ha desatado, desde entonces, decenas de denuncias contra compañías aéreas y más de una polémica sobre la comodidad de los aviones. Los especialistas reunidos en torno a la Fundación para el Estudio y Prevención de las Enfermedades de las Venas, presentaron ayer el primer documento de consenso en España sobre el síndrome de la clase turista.

Lo mejor, un anticoagulante

Como norma general, «la mejor manera de prevenir esta complicación es tomando un anticoagulante. El más conocido es la aspirina. La ingesta de 160 a 200 miligramos de un comprimido no protege al 100%, pero sí reduce en un 35% el riesgo de tromboembolia», explicó el presidente de la organización, Miguel Ángel Santos, cirujano del Hospital de la Mutua de Accidentes de Zaragoza. Así lo demuestra también un reciente estudio sobre Prevención de la Embolia Pulmonar realizado con más de 17.000 pacientes.

El documento dado a conocer ayer aconseja optar por esta opción o una dosis de heparina «de bajo peso molecular» para las personas de «riesgo moderado», que son aquellas de más de 40 años que usan anticonceptivos orales, padecen obesidad, enfermedades varicosas, riesgo de insuficiencia cardiaca o, simplemente, están embarazadas. Para los pasajeros de alto riesgo, aquellos con antecedentes de trombosis, la recomendación es que la dosis de heparina, que es un fármaco inyectable, sea mayor, aunque «siempre y en todo caso con el visto bueno de su médico».

Menos en España

En torno a un 10% de los ciudadanos corre el riesgo de sufrir una complicación venosa. Cualquiera de ellos podría tener que enfrentarse al síndrome de los turistas, aunque en España se calcula que afecta a cuatro pasajeros entre un millón, por debajo de la estadística internacional.

La medicación no es la única manera de prevenirlo. Llevar ropa holgada, beber mucha agua y hacer ejercicios con las piernas durante el vuelo constituyen las mejores defensas de que dispone el viajero.

En cualquier caso, los especialistas hicieron ayer a través del hematólogo Francesc Casals, del Hospital Clinic de Barcelona, un llamamiento al Ministerio de Sanidad y las compañías aéreas para que se impliquen más en la lucha contra este problema «en auge».

Sentencias

La deshidratación y la reducción del nivel de oxígeno en las aeronaves figuran entre los principales factores de riesgo del síndrome de la clase turista. La muerte de Emma Christoffersen desató una avalancha de denuncias, pero no todas han prosperado. Ayer mismo se conoció que 24 británicos, entre ellos familiares de fallecidos, han perdido su caso contra 18 aerolíneas.

Esta derrota judicial de los afectados no es la primera. A finales del año pasado, otro tribunal londinense desestimó la demanda de un grupo de 55 personas que denunciaron a 27 compañías. Ese fallo se conoció, sin embargo, poco después de saberse que en Australia otro tribunal había tomado una decisión inversa.

Pero, ¿está la trombosis venosa realmente implicada en este problema? La comunidad científica internacional está dividida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) inició el año pasado un amplio estudio para precisar la relación entre la trombosis venosa profunda y los vuelos de larga duración. La respuesta no se conocerá hasta el año 2006.

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