Alzheimer precoz

Aunque se la considera una enfermedad ligada al envejecimiento, hay personas que sufren el mal de Alzheimer antes de los 65 años
Por Montse Arboix 6 de febrero de 2015
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Imagen: Melpomene

Todavía no hay demasiados estudios al respecto, pero se estima que la demencia presenil o precoz -cuando muestra las primeras señales antes de los 65 años- podría afectar a entre el 6% y el 9% de la población, que en la mayoría de los casos sería debido a la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, la sintomatología puede confundirse con otras dolencias como la depresión, por lo que su diagnóstico a edades tempranas es difícil. Este artículo describe qué es el mal de Alzheimer presenil o precoz, cuáles son los primeros signos de alarma y cómo ayuda la terapia ocupacional a los afectados en las fases más precoces de la enfermedad.

Se considera que la demencia tiene un inicio precoz o presenil cuando los síntomas aparecen antes de los 65 años, según define la «Guía de práctica clínica sobre la atención integral a las personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias» del Sistema Nacional de Salud (SNS). Algunos autores marcan diferencias con la demencia de inicio joven, cuando el comienzo es por debajo de los 45 años.

Los primeros síntomas de demencia presenil pueden confundirse con otras enfermedades como la depresión, lo que hace su diagnóstico muy complejo

Se sabe que la incidencia de la enfermedad de Alzheimer aumenta con la edad, desde 1-3 afectados por cada 1.000 personas entre los 65 y los 70 años, hasta 14-30 por 1.000 entre los 80-85 años. En España afecta a alrededor del 6% de los mayores de 70 años, lo que supone unas 600.000 personas, aunque se calcula que un 30% de la población está sin diagnosticar.

Sin embargo, no hay suficientes estudios sobre la enfermedad prematura, cuando se desarrolla antes de los 64 años. En un informe sobre demencia («A report into the prevalence and cost of dementia repared by the Personal Social Services Research Unit», de la London School of Economics y el Instituto de Psiquiatría del King College de Londres en 2007) realizado en un área de Londres con personas de 30 a 64 años, se calculó una prevalencia del 2,2%. No obstante, según información de la Fundación Alzheimer España, se cree que es una cifra subestimada y que el porcentaje real de Alzheimer presenil o precoz ronda entre el 6% y el 9% de la población. Los síntomas iniciales en personas más jóvenes pueden confundirse con otras dolencias como la depresión, lo que hace su diagnóstico a edades tempranas muy complejo.

Alzheimer: los primeros signos de alerta

La enfermedad de Alzheimer no se puede prevenir. Pero el diagnostico precoz mejora el tratamiento y la calidad de vida del afectado y de su entorno cercano. Hay algunas señales iniciales que puede alertar de que hay algún problema cognitivo. Sin embargo, a menudo se pasan por alto, ya que es habitual interpretarlas como parte normal del proceso de envejecimiento, por lo que solo son reconocibles por los allegados cuando tratan de recordar cuándo surgieron los primeros síntomas:

  • Despistes o pérdida de memoria, sobre todo a corto plazo.
  • Cambios en su capacidad de desarrollar y seguir un plan o de resolver problemas.
  • Tener dificultades a la hora de tomar decisiones (con disminución o falta de sensatez) o de realizar tareas habituales, sea en el trabajo, en su tiempo libre o en casa.
  • Desorientación de tiempo o espacio, que provoquen que se pierda en lugares conocidos.
  • Tener dificultades con el lenguaje, hablado y escrito.
  • Pérdida de interés e iniciativa en sus actividades sociales o en sus aficiones.
  • Cambios en el humor o en su manera de ser, con rasgos de depresión y agresividad.

Cuidados en el Alzheimer presenil

Una vez diagnosticada la enfermedad, el objetivo fundamental es enlentecer lo máximo posible el proceso de deterioro, mantener las capacidades conservadas e intentar recuperar las funciones afectadas para ayudar a tener el mayor nivel de independencia y autonomía en las actividades de la vida diaria, mejorando así la calidad de vida. Pero, ¿cómo se hace?

Una vez diagnosticada la enfermedad, el objetivo es ayudar a mantener el mayor nivel de independencia y autonomía en las actividades de la vida diaria
«La terapia ocupacional aplica un tratamiento no farmacológico que se basa en la actividad propositiva como medio para adquirir nuevas habilidades o restaurar capacidades perdidas«, explica Raquel Díaz, terapeuta ocupacional en Cuiddo.es. «Estas actividades tienen que estar siempre adaptadas a la persona que las realizará, de acuerdo a sus gustos y preferencias y también a su nivel de deterioro», añade.

Para promover la rehabilitación cognitiva siempre hay que tener en cuenta las necesidades y habilidades que tenga cada persona y que las actividades que se llevarán a cabo deben adaptarse al entorno de cada uno. «En estos casos no hay recetas universales. Algunas de las técnicas más beneficiosas son la terapia de orientación a la realidad, el taller de reminiscencias, el entrenamiento cognitivo (memoria, atención, orientación…), la psicomotricidad, la musicoterapia, el entrenamiento en actividades de la vida diaria, la actividad física o arteterapia, entre otras», enumera esta especialista.

Para los familiares de afectados de Alzheimer presenil, Díaz recalca que es importante, sobre todo en las primeras fases, adaptarse a la nueva situación, aceptar los cambios y enfrentarse a la enfermedad de forma positiva. Aunque de momento no haya cura, hay que luchar contra sus síntomas para retardar el deterioro. «Es de vital importancia mantener a la persona 100% estimulada y formando parte de su entorno con la mayor normalidad posible», insiste. Así, cualquier actividad en la que pueda participar, por simple que sea, es importante para su independencia en las actividades diarias, acentúa esta terapeuta.

Alzheimer: tan mortal como el cáncer

La enfermedad de Alzheimer es responsable de casi tantas muertes en EE.UU. como las enfermedades cardiovasculares o el cáncer. Esta es la conclusión de un estudio de investigadores del Rush Alzheimer Disease Center de Chicago, publicado en fechas recientes en la revista Neurology. Aunque el mal de Alzheimer ocupa la sexta posición en la lista de enfermedades mortales más frecuentes en EE.UU., y las enfermedades del corazón y el cáncer están en la primera y segunda posición, estas cifras se basan solo en los datos del certificado de defunción. Los investigadores de este estudio han identificado que una sola causa de muerte no refleja, a menudo, la realidad del proceso para muchos pacientes de edad avanzada. Además, en muchos de ellos, se ha certificado la demencia post mortem.

Los científicos analizaron los datos de 2.566 personas de más de 65 años (con una media de 78 años) y les hicieron un seguimiento de más de ocho años. Después de este periodo, fallecieron 1.090 participantes. De estos, 599 personas que no tenían demencia al principio del estudio desarrollaron la enfermedad con una media de tiempo entre el diagnóstico y la muerte de cuatro años (certificada en el 90% de los casos post mortem).

Tras examinar las tasas de mortalidad por grupos de edad, con y sin diagnóstico de la enfermedad, los autores concluyen que, en 2010, hubo unas 503.400 muertes estimadas por el mal de Alzheimer en la población de más de 70 años en Estados Unidos. Esto supone cinco o seis veces más que el número comunicado por los Centros de Control de Enfermedades de EE.UU. (CDC), basado en los certificados, que es de 83.944.

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