Bruxismo

Cuando se aprietan los dientes de forma inconsciente
Por María Rodríguez 4 de mayo de 2004

Dolores de cabeza, molestias en la mandíbula a primera hora de la mañana y pérdida de brillo e intensidad en los dientes, son los síntomas más evidentes del bruxismo o acción inconsciente e incesante de rechinar o apretar los dientes intensamente. Una de cada tres personas sufre esta parafunción de manera habitual y los especialistas aseguran que todos la hemos padecido alguna vez.

Diagnóstico, síntomas y causas

El bruxismo se puede clasificar en cinco categorías, dependiendo de la forma en que se fuercen los dientes:

Bruxismo diurno. Se define como el apretamiento o frotamiento de los dientes, a veces inconsciente, pero, generalmente, consciente. Suele estar relacionado con otros tics o manías como comerse las uñas o morderse los labios, y es frecuente que se produzca cuando se está concentrado: trabajando, estudiando e incluso conduciendo.

Bruxismo nocturno. Totalmente inconsciente. Se produce mientras se duerme. Puede tener lugar por apretamiento o friccionamiento y es el causante del cansancio muscular o dolor de cabeza que aparece al levantarse de la cama.

Bruxismo céntrico o de apretamiento. Se aprietan los dientes por una contracción muscular. Estos no llegan a desgastarse, pero la mandíbula tiende a cargarse en exceso, provocando las molestias y dolores.

Bruxismo excéntrico o de frotamiento. Los dientes rechinan produciendo un desgaste dentario mayor, aunque los dolores de tipo muscular apenas son apreciables.

Bruxismo diurno y nocturno: Tiene lugar en cualquier momento del día.

La principal dificultad de esta parafunción es su diagnóstico. Al tratarse de un acto inconsciente, que se realiza al margen de las habituales acciones en las que se mastica o se deglute y, en la mayoría de los casos, durante las primeras horas de sueño, muchas veces no se pone remedio hasta que los daños en la cavidad bucal son evidentes. “Su prevención es difícil, pero sí se pueden evitar sus consecuencias tratándolo a tiempo”, explica Ángel Rodríguez, presidente de la Sociedad Española de Estomatología y Odontología.

Las personas que sufren esta enfermedad se dividen en dos grupos:

  • Bruxistas: los que aprietan los dientes durante la noche sin darse cuenta.
  • Bruxómanos: quienes lo hacen por el día y son conscientes de ello.

También hay quien lo sufre de noche y de día. Según las últimas investigaciones realizadas en torno a este tema, el diurno es más frecuente en los hombres y el nocturno lo es entre las mujeres. “Por cada tres hombres, siete mujeres sufren de ello”.

En Estados Unidos cerca de diez millones de personas padecen bruxismo crónico, aunque prácticamente todas las personas lo sufren en algún momento de su vida, normalmente sin mayor importancia. No obstante, se ha comprobado que afecta sobremanera a las personas con Síndrome de Down y a quienes sufren alteraciones del sistema nervioso central.

Sus síntomas son varios y a menudo no se relacionan con esta molestia hasta que se ha visitado a varios profesionales de diferentes especialidades. Los más frecuentes son:

  • Dolor de cabeza
  • Dolor facial
  • Dolor de espalda y cuello
  • Dientes sensibles al frío o calor
  • Fracturas en las piezas dentales
  • Muelas planas
  • Alteraciones en el esmalte dental
  • Heridas en las encías

Generalmente, la causa de esta patología se encuentra “en problemas psicológicos, que van más allá de problemas bucales”, explica el doctor Alberto Cabo de la Clínica Cabo Marcos & Asociados. Sus orígenes también pueden encontrarse en un desajuste en los dientes a la hora de abrir y cerrar la boca, el estrés, el nerviosismo, las tensiones diarias y otros factores como el alcohol o, simplemente, la postura en que se duerme.

Tal y como comenta el presidente de la Sociedad Española de Estomatología y Odontología, además de ser causa indirecta de otras enfermedades dentales, como la gingivitis y posteriormente la periodontitis, el bruxismo puede provocar daños más complejos en los enfermos. Puede producir un aumento del volumen de los músculos masticatorios incidiendo en la fisonomía del paciente, quien al perder piezas puede modificar su forma de hablar o reír ante los demás por vergüenza.

Tratamiento eficaz

Pese a que su tratamiento no es sinónimo de éxito al 100%, los actuales métodos sí que ayudan a corregirlo y, en muchos casos, se evitan daños mayores. La edad, el grado en que se encuentre la parafunción y el estado de salud general del paciente son factores a tener en cuenta por el especialista antes de recetar una solución.

El tratamiento puede ser tanto médico como conductual. En este último caso, se enseña al paciente a relajarse y a eliminar sus manías, hábitos o tics mediante técnicas de relajación, como el yoga, la acupuntura etc. Los especialistas, cirujanos maxilo-faciales y odontólogos, coinciden en señalar la importancia de irse a la cama relajado, sin tensiones, por lo que se debe evitar hacer ejercicio una hora antes, así como las cenas copiosas o discusiones. Durante el día, el paciente tiene que aprender a descansar la mandíbula, dientes y lengua con el fin de no apretar los dientes constantemente. “No es fácil, pero se consigue con el tiempo y confiando en uno mismo”, asegura Alberto Cabo.

El tratamiento odontológico, por su parte, suele consistir en la colocación de una férula de descarga semirígida, que no provoca ninguna molestia, “el paciente se la pone al acostarse y no le impide descansar perfectamente”. Estos aparatos, fabricados con una resina especial, se crean a medida del paciente y se adaptan a los dientes superiores. Su principal objetivo es que estos no se friccionen entre sí, evitando el desgaste dental y relajando los músculos y articulaciones faciales. Estas férulas se utilizan por la noche, de ahí que sea uno de los tratamientos más utilizados; resultan más estéticos y no interfieren en otras acciones orales. Su precio puede variar desde 270 euros hasta los 450 euros. “Lo más importante es que se ajuste perfectamente y se haga un seguimiento continuado, puesto que es habitual que haya que ir ajustándolas con el paso del tiempo”.

Para los casos más graves, existen medicamentos y relajantes musculares que complementan el uso de la férula de descarga.

Muy habitual en la infancia

Los médicos aconsejan prevenir posibles enfermedades bucales desde la infancia. Los odontólogos recomiendan realizar la primera visita a los 18 meses, y es que el deterioro dental es uno de los problemas más comunes en la infancia.

La mayoría de los niños sufre algún episodio de bruxismo en su primera década de vida, sobre todo entre los 4 y 6 años, y hasta que aparecen los dientes y muelas permanentes. “Los niños están sometidos a más estrés del que creemos. Cambiar de colegio o los problemas con los padres les puede afectar”, comenta el doctor Cabo. Tiene aún más incidencia en los pequeños con malformaciones maxilo-faciales y mala oclusión dentaria. “De todas formas, no es exclusivo de los pequeños. Diariamente vemos más casos de bruxismo en jóvenes adolescentes, cada vez más estresados”, aseguran desde la Sociedad Española de Estomatología y Odontología.

Las causas del bruxismo infantil no sólo se hallan en los trastornos emocionales, también se encuentran en alergias, deficiencias nutricionales, miedos y una incorrecta postura al dormir. Puesto que es algo transitorio y generalmente ocasional, no suele ser necesario recetar un tratamiento específico, y basta con modificar la posición del sueño y evitar que se realice ejercicio físico extenuante antes de acostarse. “No se recomiendan las férulas, aunque hay casos en los que se utilizan porque pueden entorpecer el desarrollo natural de la dentadura “, advierten los especialistas consultados.

Al contrario que los adultos, los niños no suelen sufrir dolores ni grandes molestias, de ahí que esta disfunción únicamente sea detectada por el odontopediatra en las revisiones periódicas. Una vez más, la prevención resulta el arma más eficaz.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube