Estado de mínima conciencia

En un estado de mínima conciencia, el paciente presenta una grave alteración cerebral pero conserva algunas de las funciones fisiológicas
Por Montse Arboix 14 de septiembre de 2007

El estado de mínima conciencia es una condición neurológica con alteración de la conciencia que permite realizar algunas, aunque mínimas, funciones fisiológicas, como responder órdenes sencillas. Ahora, científicos estadounidenses han logrado que un paciente con una determinada lesión cerebral recupere cierta conciencia. Y, aunque los expertos están de acuerdo en que esta técnica abre nuevas vías de investigación, también insisten en que no pueden extraerse conclusiones definitivas al tratarse de un solo caso.

ImgImagen: Wikipedia

El estado de mínima conciencia (EMC) es una condición neurológica con grave alteración de la conciencia, con mínima pero definida percepción del entorno, manteniendo algunas funciones fisiológicas como el ciclo de vigilia y sueño, abertura de ojos espontánea y algunos pequeños y limitados movimientos. En este estado, el paciente es capaz de obedecer órdenes sencillas, respondiendo afirmativa o negativamente, con aparente sentido, a una estimulación verbal, con vocalización o gesticulación en respuesta directa a preguntas realizadas.

Mínima conciencia

La conducta característica del EMC incluye movimientos intencionales, o conductas afectivas en relación con estímulos del entorno, y no como actividad refleja. También es común que el afectado presente risa o llanto frente a un estímulo auditivo o visual con significado emocional. Asimismo, intenta tocar un objeto con seguimiento o fijación de la mirada en respuesta al movimiento del objeto. Habitualmente son pacientes que han evolucionado desde el coma o estado vegetativo hacia la recuperación de algunas funciones neurológicas con diversas respuestas, pero pobres a la estimulación.

El afectado de EMC presenta risa o llanto frente a un estímulo auditivo o visual con significado emocional

Recientemente, científicos del Departamento de Fisiología, Biofísicas y Neurología de la Universidad de Washington (Seattle, EEUU) han logrado, mediante una técnica de estimulación cerebral profunda, amplificar los niveles de actividad cerebral ya existentes. Esta intervención, publicada en Nature y que ha sido motivo de gran revuelo mediático, es la primera vez que se utiliza en un paciente en estado de mínima conciencia. Sin embargo, esta técnica ya se usa de manera habitual como mejor opción terapéutica para algunos pacientes con epilepsia y para afectados de parkinson, en aquellos casos en los que ha fracasado la terapia farmacológica.

Despertar al cerebro

El paciente en cuestión, un hombre de 38 años que permanecía en estado de mínima conciencia desde hacía ocho, ha conseguido realizar algunas de las actividades de la vida diaria como comer y comunicarse, aunque de forma limitada, gracias a una intervención en la que se implantaron unos pequeños electrodos cerebrales en una determinada zona: el tálamo. Se practicaron una serie de descargas eléctricas con el fin de estimular las zonas-diana en esta zona. El tálamo es una región cerebral que constituye la vía de entrada para todos los estímulos sensoriales, a excepción del olfato, donde se han identificado neuronas específicas que activan redes de la corteza cerebral.

Después de 50 días de la primera descarga, los especialistas volvieron a estimular los electrodos. El paciente mejoraba su estado y, además, lo mantenía en el tiempo. Gradualmente fue recuperando facultades como el hecho de masticar y tragar, el habla, la memoria de hechos remotos, la coordinación e, incluso, el movimiento. Aunque los movimientos complejos los lleva a cabo con dificultad por la inmovilidad sufrida durante tanto tiempo.

Los neurólogos estadounidenses ven un futuro prometedor para pacientes con lesiones cerebrales aunque matizan, en un comentario en Nature, que el estudio se ha realizado en un solo paciente con una lesión cerebral específica, y son necesarios más estudios para hacerlo extensivo. Para ello, ya tienen un proyecto para aplicarlo a 12 pacientes más. Además insisten en que, para que la técnica tenga éxito, la zona del córtex cerebral debe mantenerse en buen estado. Por este motivo, aunque el paciente estudiado tenía daños irreparables en gran parte de la corteza cerebral, mantenía preservadas zonas esenciales.

TEST DE GLASGOW

ImgImagen: Clarita

Para determinar el nivel de conciencia de un individuo y valorar exhaustivamente la severidad del coma se utiliza la escala de Glasgow (GCS, en sus siglas inglesas). Para ello, se evalúan como indicadores, la obertura ocular, la respuesta verbal y motora. Los valores de los tres indicadores se suman y dan el resultado en la GCS, que en un individuo sano corresponde a 15 (con 4, 5, 6, respectivamente). Con la puntuación resultante se determina el estado neurológico del paciente, su pronóstico, indicaciones clínicas y seguimiento.

Sin embargo, aunque el GCS es de uso universal, algunos especialistas señalan que tiene ciertas limitaciones. El año pasado, un equipo de neurólogos de la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota (EEUU), desarrollaron una nueva escala que permite medir el alcance del coma cerebral. Este nuevo método, publicado en la revista Annals of Neurology, es conocido como escala FOUR (Full Outline of UnResponsiveness), y los neurólogos señalan que es fiable y rápido.

La escala FOUR puntúa entre cero y cuatro en las categorías ocular, motora, tronco cerebral y función respiratoria, siendo cuatro el funcionamiento normal. Según los expertos, esta nueva escala tiene la ventaja de que los resultados obtenidos se correlacionan mejor con la evolución de los enfermos.

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