Entrevista

Julen Ocharan-Corcuera, nefrólogo del Servicio de Nefrología-Hipertensión del Hospital de Txagorritxu de Vitoria

El envejecimiento, la obesidad y la hipertensión provocan un aumento de las enfermedades renales
Por Jordi Montaner 19 de mayo de 2009
Img julenocharancorcuera
Imagen: CONSUMER EROSKI

Julen Ocharan-Corcuera preside la Sociedad Española de Diálisis y Trasplante (SEDYT), una organización que recientemente ha sido noticia por la presentación de un documento que recoge y unifica los conocimientos en diálisis y trasplante renal en nuestro país. El riñón es el órgano por cuya salud vela este especialista que dirige el Servicio de Nefrología-Hipertensión del Hospital de Txagorritxu en Vitoria. En España, aproximadamente el 9% de la población padece una enfermedad renal crónica que requiere diálisis o la programación de un trasplante renal.

Uno de cada cinco españoles que acude a un centro de salud padece insuficiencia renal, según la Sociedad Española de Nefrología (SEN). ¿Habrá aparatos de diálisis para todos?

La SEDYT tiene muy en cuenta esos datos extraídos del Proyecto NEF-AP, que involucra a 7.600 nefrólogos y médicos de atención primaria y que analiza la incidencia de insuficiencia renal en la población mayor de 18 años que acude a los centros de salud. Sabemos incluso que la enfermedad renal crónica afecta a más de un 10% de los adultos, un porcentaje que se duplica a partir de los 60 años, pero en buena parte de estos pacientes el trasplante estará más indicado que la diálisis.

¿Qué provoca que haya hoy más enfermos renales que en años anteriores?

El envejecimiento creciente de la población y el aumento de las tasas de obesidad e hipertensión arterial tienen una traducción en la incidencia de las enfermedades renales.

¿La enfermedad renal crónica tiene consecuencias sociosanitarias importantes?

En España, el coste sanitario asociado a la diálisis ronda los 800 millones de euros. Lo malo es que sólo una tercera parte (34%) de los pacientes con insuficiencia renal sometidos a diálisis sobrevive a los cinco años, y sólo un 12% llega a diez años.

¿Varía esta situación respecto a lo que ocurre en otros países del entorno europeo?

Un estudio europeo en el que participan, junto con España, diez países más revisó en el 2007 la situación de 11.000 ciudadanos europeos sometidos a diálisis. Gracias a los datos recabados hemos podido constatar que la situación es similar en todos los países; si bien en España contamos con la ventaja de una red de trasplantes muy bien estructurada.

Supongo, entonces, que el trasplante es la mejor iniciativa para todo enfermo con insuficiencia renal.

La enfermedad renal crónica afecta a más de un 10% de los adultos y la tasa se duplica a partir de los 60 años

No siempre. Hay que tener en cuenta la posibilidad de un rechazo por incompatibilidad de los tejidos -histocompatibilidad- del órgano trasplantado. También hay pacientes que requieren la diálisis mientras se hallan en lista de espera para trasplante.

El rechazo sigue siendo el problema principal de los trasplantes. ¿Qué avances se han registrado en este campo?

La industria farmacéutica ha desarrollado inmunosupresores que facilitan la intervención. Sin embargo, las líneas de investigación actuales se orientan a la identificación de marcadores que sirvan para predecir el rechazo de órganos. Precisamente, miembros de la Red de Investigación Renal, asignada al Instituto de Salud Carlos III de Madrid, han detectado no hace mucho un nuevo marcador que ayudará a predecir el rechazo de órganos trasplantados. Se trata del receptor NKG2D, presente en las células NK y en los linfocitos T CD8 positivos.

¿Cómo se decide si el paciente se trasplanta o se dializa?

La decisión depende no sólo de la histocompatibilidad, sino del estado de salud general del paciente, de su estilo de vida y sus preferencias personales al respecto.

¿Es una intervención complicada?

El cirujano sitúa el riñón del donante entre la parte superior del muslo y el abdomen del paciente receptor, conectando tanto la arteria como la vena del nuevo riñón a una arteria y vena del paciente receptor. En principio, los riñones enfermos se dejan en su lugar excepto si son causa de infección o de hipertensión arterial. La sangre que fluye a través del nuevo riñón se depura y da lugar a la formación de orina, de la misma forma que lo hacían los riñones enfermos cuando estaban sanos.

¿Cuánto dura?

La operación quirúrgica dura entre tres y seis horas, y la estancia hospitalaria posterior suele ser entre una y dos semanas. Luego, los pacientes deben someterse a una serie de controles médicos periódicos.

¿La disminución de las muertes por accidentes de tráfico ha hecho descender el número de candidatos jóvenes que pueden donar sus riñones?

En principio se trata de una buena noticia, puesto que las muertes en carretera son también un problema sociosanitario de gran envergadura. Es cierto que nos complica las cosas a los nefrólogos, en el sentido de que aumenta la incertidumbre de dar con el riñón necesario.

¿Cuáles son los controles a los que se someten los trasplantes con donante vivo?

En España, los trasplantes con donante vivo están regulados por ley y es un juez quien determina la gratuidad del órgano trasplantado, eliminando todo posible afán de lucro. El enfermo con insuficiencia renal puede recibir el riñón de un donante vivo (generalmente, un familiar) o de un donante recién fallecido.

Pero la espera puede hacerse muy larga.

El tiempo medio no llega a un año. No se puede precisar el tiempo de espera para encontrar un riñón compatible, pues no hay suficiente número de donantes cadáveres para todas las personas que necesitan un trasplante.

¿Es eficaz esta intervención?

Por lo general, entre el 75% y el 80% de los trasplantes procedentes de donante cadáver siguen funcionando de forma correcta al año de la operación. Los trasplantes procedentes de donantes vivos suelen resultar aún mejor.

¿Cuáles son sus efectos secundarios?

Los efectos secundarios no se deben a la intervención en sí, sino al tratamiento con fármacos inmunosupresores que debilitan el sistema inmunitario del trasplantado y favorecen el desarrollo de infecciones.

Por medio de un CD, usted pretende que todos los nefrólogos del país traten igual a sus pacientes.

Las guías de consenso son una herramienta imprescindible en muchas áreas de la medicina. En ésta, en concreto, se conoce que las repercusiones sociosanitarias tanto de la insuficiencia renal crónica como de otras enfermedades nefrológicas no son triviales y, con el citado consenso hemos dado, en definitiva, un gran paso para que cualquier nefrólogo tenga acceso directo a un compendio de directrices que ha sido elaborado por más de 200 especialistas de toda España.

Pero estas guías vienen publicándose en la página web de la SEDYT desde hace tiempo…

Sí, pero otra de las ventajas que presenta ahora el formato de CD-ROM es la incorporación de herramientas como un buscador que facilita y agiliza la documentación sobre un tema concreto, o diferentes enlaces a redes de interés sobre nefrología, medicina o trasplante.

¿En qué medida benefician estas guías de consenso al paciente dializado o con perspectivas de trasplante renal?

Dejando a un lado que permiten a sus médicos iniciar un tratamiento del mejor modo posible hasta el momento, las guías incluyen también un “modus operandi” en situaciones complejas o difíciles, complicaciones como la anemia, el dolor en la hemodiálisis, vigilancia de la salud cardiovascular o aspectos bioéticos en nefrología.

ANEMIA

La anemia es una manifestación común en los pacientes con enfermedad renal crónica y un diagnóstico constante en los pacientes hemodializados. Esta anemia aparece a partir de una producción y secreción renal insuficientes de eritropoyetina (o EPO, hormona que estimula a las células madre de la médula ósea para que aumente la producción de eritrocitos o glóbulos rojos), así como por una alteración de la eritropoyesis (es el proceso de generación de los glóbulos rojos) por la presencia de toxinas urémicas y por una disminución de la vida media de esta célula sanguínea. Se sabe que la corrección de la anemia en pacientes con insuficiencia renal crónica mejora la supervivencia, disminuye la morbilidad y aumenta la calidad de vida, y ésta es la razón por la que se utilizan cada vez más agentes estimuladores de la eritropoyesis.

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