Se denomina hipertensión a una elevación sostenida de los niveles de la presión sanguínea por encima de valores considerados normales (presión sistólica > 135 mmHg, presión diastólica > 85 mmHg).
El exceso de sodio se relaciona con retención de líquidos en los tejidos del cuerpo y por tanto, con el incremento de los valores de tensión.
La dieta debe orientarse a reducir el consumo de sal (sal de mesa, jamón serrano, charcutería, encurtidos, ahumados, conservas, quesos curados), reducir de peso (en caso de sobrepeso u obesidad), asegurar una cantidad adecuada de antioxidantes naturales (frutas y verduras) y de fibra y potasio (verduras, frutas y frutos secos, legumbres y cereales integrales) y abstenerse del consumo habitual de alcohol. La práctica regular de ejercicio y una vida más relajada contribuyen a normalizar los niveles de tensión arterial.