La tuberculosis

La tuberculosis pulmonar acapara el 80% de los casos y es la más contagiosa
Por Clara Fraile 6 de junio de 2005

Aunque no desarrolle la enfermedad, alrededor de un tercio de la población mundial está infectada por el bacilo de Koch, que hace contraer la tuberculosis cada año a 8 millones de personas. Se habla de epidemia desde la aparición del sida, porque la tuberculosis, como infección oportunista que es, se ha beneficiado del contagio del VIH como ninguna otra enfermedad. A pesar de contar con una terapia barata y eficaz, esta infección insidiosa, sin ser aguda, provoca anualmente más de 1,5 millones de muertes. Su padecimiento se ha ligado tradicionalmente a la pobreza, pero cualquier persona puede contagiarse. España sigue registrando tasas muy superiores a la media europea. Los especialistas creen que con un protocolo más unificado, coordinado y sistemático de lucha contra la TBC los índices podrían rebajarse.

Nuevos casos de infectados

Cada año se producen en el mundo 8 millones de nuevos casos de tuberculosis (TBC) y más de 1,5 millones de personas mueren anualmente por su causa, cerca de 5.000 diarias. A pesar de contar con una terapia eficaz, es la enfermedad infecciosa que más muertos provoca. En España la incidencia de la TBC ronda los 12.000 casos anuales, por encima de los 25 casos por cada 100.000 habitantes

En España la incidencia de la TBC ronda los 12.000 casos anuales, por encima de los 25 casos por cada 100.000 habitantes

. De ellos, más o menos un 1,5% resultan mortales.

El doctor José Antonio Caminero, perteneciente al comité de expertos del programa contra la tuberculosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), asegura que padecer tuberculosis en lugar de otro mal podría ser una suerte “entre comillas”, puesto que de esta enfermedad “se conoce cómo diagnosticarla, cómo tratarla y los tratamientos son capaces de curar a todos los enfermos”.

Nuevos casos de infectados

“En nuestro entorno, la TBC por lo general sólo es mortal en pacientes muy deprimidos inmunológicamente que abandonan los tratamientos. Normalmente se trata de personas con problemas de marginación social, adictos a las drogas, indigentes…”, declara Caminero, neumólogo del Hospital Doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria.

Rafael Vidal, miembro al igual que su colega del Área de Tuberculosis e Infecciones Respiratorias (TIR) de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), explica que la TBC suele ser “la puntilla”. Dice que los pacientes habitualmente no mueren “de tuberculosis”, sino “con tuberculosis, es decir con esta infección sumada a otras enfermedades como el sida. El jefe del Servicio de Neumología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona corrobora que la mortalidad en España se reduce prácticamente a pacientes con la salud muy deteriorada que no observan el tratamiento ni las normas más mínimas de higiene.

Demandas: más investigación y mayores programas de control

No obstante, cualquier persona puede contagiarse y el número de casos de TBC en nuestro país es, según los especialistas, “a todas luces” muy elevado para un país desarrollado, sobre todo en algunas ciudades como Madrid y Barcelona, y en algunas comunidades autónomas, como Asturias y Galicia. Las tasas actuales, según la SEPAR, siguen quintuplicando a las que se registran en Alemania, el Reino Unido u Holanda.

Los neumólogos demandan para el conjunto de España un plan nacional unificado de lucha contra la TBC, además del registro único de control existente que coordina el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto Carlos III. El programa debería contemplar a su juicio estrategias de intervención que incluyeran a la población inmigrante. No obstante, cualquier persona puede contagiarse y el número de casos de TBC en nuestro país es, según los especialistas, “a todas luces” muy elevado para un país desarrollado, sobre todo en algunas ciudades como Madrid y Barcelona, y en algunas comunidades autónomas, como Asturias y Galicia. Las tasas actuales, según la SEPAR, siguen quintuplicando a las que se registran en Alemania, el Reino Unido u Holanda.

Los neumólogos demandan para el conjunto de España un plan nacional unificado de lucha contra la TBC

Los neumólogos demandan para el conjunto de España un plan nacional unificado de lucha contra la TBC

, además del registro único de control existente que coordina el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto Carlos III. El programa debería contemplar a su juicio estrategias de intervención que incluyeran a la población inmigrante. La incidencia de la enfermedad se ha incrementado entre este colectivo en los últimos años, no porque “traigan la enfermedad” -que también sucede- sino sobre todo debido a sus condiciones de vida: hacinamiento, mayor tendencia a abandonar los tratamientos, con las consiguientes recaídas y la posterior dificultad a la hora de tratar a los tuberculosos, escasa protección social en ausencia de trabajo, etc.

El doctor Joan Caylà, perteneciente al Servicio de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y Director del Programa Integrado de Investigación en Tuberculosis de la SEPAR, remarca que “lo que se pide actualmente es que cada comunidad autónoma tenga un programa de control para esta enfermedad con los recursos necesarios (unidades de TBC en los hospitales que tengan mas casos que puedan estudiar los contactos, agentes de salud que actúen como mediadores culturales y como traductores, etc.), y que a nivel central exista una unidad para ayudar a los programas de las CC.AA, similar por ejemplo al Plan Nacional del Sida)”.

Otros expertos también reclaman más investigación a los laboratorios farmacológicos sobre esta enfermedad que tradicionalmente se ha ligado a los pobres. El fármaco más moderno de los que se utilizan contra la TBC, la rifampicina, tiene 40 años, según cuenta el doctor Caminero. Por lo demás, los tratamientos, incluso el más moderno, son muy baratos y en nuestro país, prácticamente gratuitos.

Todo lo que debe saber de esta enfermedad

Con la ayuda de estos especialistas se enumeran los aspectos más importantes de la tuberculosis:

  • La TBC es una enfermedad producida por el bacilo de Koch (Mycobacterium tuberculosis). La mayoría de los casos se producen en países en vías de desarrollo. Se trata de una infección oportunista, en el sentido de que aprovecha la merma de defensas en el organismo, y está causada por desnutrición u otras enfermedades, como el sida. Por ello, con la epidemia del VIH, la incidencia de la TBC comenzó a aumentar entre 1985 y la mitad de la década de los 90 en el mundo entero.
  • La infección se contrae por lo general gracias a la transmisión del bacilo de persona a persona por vía aérea. Los enfermos tosen mucho y exhalan pequeñas gotitas al toser con los bacilos, también en sus expectoraciones y al hablar.
  • El riesgo de enfermar a causa de esta infección depende de la virulencia del bacilo y del sistema inmunológico de cada individuo. La capacidad de respuesta frente a la infección es menor en personas desnutridas, con una enfermedad pulmonar previa, sida o diabetes. Es decir, el grupo de riesgo está compuesto por las personas con un sistema inmunológico precario.
  • Sólo 10 de cada 100 personas infectadas por el bacilo de Koch enfermarán de TBC. La mitad de estos enfermos la desarrollarán en los primeros meses del contagio y el resto la padecerán más tarde, incluso pasadas varias décadas.
    • Los síntomas que produce la tuberculosis en las personas que desarrollan la enfermedad se pueden confundir fácilmente con otras enfermedades respiratorias
      Los síntomas que produce la tuberculosis en las personas que desarrollan la enfermedad se pueden confundir fácilmente con otras enfermedades respiratorias
      . Son los siguientes:
      • Tos crónica (como la de un catarro o la de fumador)
      • Fatiga
      • Fiebre por las tardes-noches
      • Falta de apetito
      • Pérdida de peso
      • Expectoración con sangre
  • Los médicos aconsejan acudir a una consulta cuanto antes. El diagnóstico se realiza por parte de personal médico especializado mediante una radiografía del pecho y tres análisis, separados en el tiempo, de los esputos. El retraso en la detección de la enfermedad ayuda a la propagación del bacilo. La OMS considera aceptable un plazo medio entre la presentación de síntomas y el inicio de la terapia de 30 días, pero en España casi el 40% de los casos se demora más de dos meses y el 25% más de tres. Cualquier facultativo que observe en un paciente tos y expectoración durante más de 2 o 3 semanas debe pensar en la posibilidad de TBC.
  • La TBC pulmonar acapara el 80% de los casos y es la más contagiosa. Además, existen varios tipos de TBC causadas por el mismo bacilo pero que no atacan a los pulmones:
    • Tuberculosis miliar, cuando el bacilo llega a los demás órganos a través de la sangre.
    • Tuberculosis ósea, cuando afecta a los huesos.
    • Tuberculosis genitourinaria: puede presentar molestias al orinar, dolor lumbar y fiebre.
    • Tuberculosis meníngea: es la menos común y la que más preocupa por su gravedad. Presenta cefalea y rigidez de nuca, entre otros síntomas.
  • El tratamiento es eficaz pero largo y complejo. La TBC puede poner en peligro la vida si no se trata adecuadamente. El bacilo de Koch tiene una gran capacidad de desarrollar resistencias contra los antibióticos cuando se emplean de forma individual e incluso multirresistencias (defensas contra varios medicamentos). Por ello siempre es necesario el uso de combinaciones de antibióticos. Se precisan entre 3 y 4 fármacos juntos durante 2 meses y 2 de ellos durante, al menos, 4 meses más. A las dos semanas de iniciar el tratamiento los pacientes dejan de ser contagiosos y al mes, o mes y medio, los enfermos se encuentran “bastante bien”, pero en ningún caso han de dejar de tomar las pastillas. Algunos pacientes tuberculosos debían ingerir hasta 12 píldoras diarias para completar su “cóctel” de antibióticos, lo que suponía un serio inconveniente para terminar el tratamiento y alcanzar su total curación. Este año el laboratorio Sandoz ha conseguido simplificar considerablemente la terapia y reducir las tomas.
  • Normalmente, el pronóstico es muy bueno. Los enfermos que siguen los tratamientos actuales se curan y es suficiente con aislar a los enfermos mientras son contagiosos en casa. Basta con que guarden tres semanas de baja laboral porque mejoran rápidamente y el tratamiento se puede realizar de forma ambulatoria.
  • Las personas que han estado muy expuestas a la infección por un contacto íntimo pueden prevenir la TBC mediante un tratamiento antibiótico. Todas aquellas personas que hayan estado en contacto con un enfermo tienen que ser examinadas por un especialista. Para determinar quiénes necesitan tratamiento se realiza la prueba de tuberculina (un extracto de cultivos) a todos los contactos de un paciente con tuberculosis y se trata solamente a aquellos cuyos resultados son positivos. En caso de dar “negativo” es preciso repetir la prueba pasados unos meses.
  • En algunos lugares, como en el País Vasco, se inocula la vacuna BCG pero, según el doctor Vidal, su utilidad a la hora de proteger a un paciente de la tuberculosis es “mínima”.
  • Enfermedad de declaración obligatoria. Desde enero de este año, tras un acuerdo entre todas las comunidades autónomas, en España han de ser notificados obligatoriamente todos los casos de tuberculosis, no sólo los pulmonares y las meningitis. El intercambio de información puede servir de alerta en un momento dado si se produce una amenaza a la salud pública.
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