Entrevista

Rogelio López-Vélez, responsable de la Unidad de Medicina Tropical y Parasitología Clínica del Hospital Ramón y Cajal. Madrid

«Vacunación y profilaxis son clave en la población inmigrante»
Por Toni González 27 de noviembre de 2006
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Imagen: USDA

Rogelio López-Vélez es el responsable de la Unidad de Medicina Tropical y Parasitología Clínica del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal (Madrid). Recientemente ha editado el libro La Salud del Inmigrante, que hace especial referencia a la población pediátrica y que ha sido patrocinado por GlaxoSmithKline (GSK). Desde su punto de vista urge dar un mensaje a la población sobre la necesidad de incorporar a niños y mayores al calendario vacunal y advertir que es imprescindible realizar la profilaxis adecuada antes de iniciar cualquier desplazamiento o viaje turístico a zonas de riesgo de infección.

¿Cómo debe ser la atención de la población extranjera desplazada?

Todos los padres extranjeros con niños nacidos fuera de España deben ser controlados cuanto antes en los ambulatorios y ser integrados en el calendario vacunal. En este sentido, la actualización del calendario vacunal del inmigrante, tanto en el niño como en el adulto, es esencial para luchar contra las enfermedades inmunoprevenibles. Es un derecho y un deber sanitario.

¿La prevención también es necesaria con el alza del turismo en zonas endémicas o de riesgo y también por los nuevos destinos comerciales asiáticos?

Cualquier persona debe tener consejo sanitario antes de viajar, sobre todo por el riesgo de enfermedades tropicales. Especialmente para vacunación y profilaxis de la malaria. En ese caso, es preciso realizar la vacunación pertinente y el tratamiento farmacológico cuando esté indicado. Especialmente se debe llevar a cabo esta profilaxis en el niño y no descuidar las recomendaciones que se proporcionan en los centros de salud.

¿Considera que debe potenciarse la educación sanitaria en colectivos extranjeros que llegan a España y quizá no han recibido la misma formación o educación que la población residente habitual?

«La población extranjera desplazada requiere una atención sanitaria adecuada y los médicos de atención primaria nueva formación y recursos preventivos»

La educación sanitaria de la población extranjera es muy diversa y puede detectarse varios niveles de conocimiento de las enfermedades y de la prevención. Es correcta en algunos casos e incluso superior a la de la población española normal. De todos modos se ha de valorar cada caso y su circunstancia. Es lógico que cada ciudadano, como en el caso de algunos colectivos asiáticos, tenga sus tradiciones, mantenga sus hábitos de salud y consulte con sus especialistas. Pero al margen de ello, es preciso para su salud que cumplan con las medidas preventivas como la vacunación.

¿Qué aspectos destacaría del nuevo libro La salud del inmigrante con la participación de una treintena de especialistas y bajo su coordinación?

Es un intento de poner al día a profesionales de todos los factores relacionados con la salud de la población inmigrante, abordándose temas sociales y sanitarios al mismo tiempo. Se ha planteado con especial referencia a la población pediátrica. En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), viven más de 3,5 millones extranjeros de los que un importante número son menores de 15 años. Todo este colectivo como población extranjera desplazada requiere la atención sanitaria adecuada y planificada. Al mismo tiempo los médicos de atención primaria necesitan nueva formación y recursos preventivos para velar por la salud de los niños de países extranjeros, así como de sus propios padres o tutores.

SALUD E INMIGRACIÓN

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En la situación de la población inmigrante hay que diferenciar tres periodos, como destaca el nuevo libro editado por el Rogelio López-Vélez. El primero se corresponde al momento inmediatamente posterior a su llegada, cuando es probable que aparezcan enfermedades importadas o adquiridas durante el trayecto hasta llegar a España. En la mayoría de ocasiones, dependerán del lugar de origen. Las más frecuentes son parasitosis -paludismo importado, esquistomatosis o enfermedad de Chagas- y hepatitis víricas.

En un segundo periodo, una vez que se han establecido y, debido a las condiciones precarias de vida, suelen presentarse problemas de salud como tuberculosis, SIDA, accidentes laborales y complicaciones de salud sexual o reproductiva. Por último, cuando ya se han asentado, se ha demostrado que la patología del inmigrante acaba siendo similar a la de la población de origen.

La malnutrición infantil, por ejemplo, aunque no alcanza las cifras que se observan en los países en desarrollo, debe ser valorada en población inmigrante de forma exhaustiva. Algunos estudios realizados en España han revelado carencias de vitaminas, proteínas y calorías que influyen posteriormente en el desarrollo infantil.

En el caso concreto de las adopciones internacionales, el 50% de los niños presenta algún tipo de problema médico no diagnosticado, independientemente de la edad, el sexo o su país de procedencia. No obstante, deben diferenciarse el escenario de los niños adoptados de los niños que emigran solos o con progenitores con pocos medios.

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