Psiquiatras alertan del «síndrome del Camino de Santiago»

Puede afectar a peregrinos con antecedentes familiares de problemas de personalidad
Por EROSKI Consumer 28 de septiembre de 2007

Aquellos que realizan el Camino de Santiago comparten vivencias únicas que quizás nunca vuelvan a experimentar. Ello, unido al cansancio tanto físico como psicológico, al halo de misterio que envuelve la ruta y a antecedentes familiares de problemas psiquiátricos o de personalidad, puede dar lugar al «síndrome del Camino de Santiago».

Esta nueva enfermedad mental ha sido acuñada por los especialistas del Servicio de Psiquiatría y de Atención al Paciente del Complejo Asistencial de Burgos, Maite Álvarez y Jesús de la Gándara, tras estudiar durante siete años a algunos de los 100.000 peregrinos que cada año pasan por Burgos.

De la Gándara explicó en el marco del XI Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebra esta semana en la capital gallega, que de los cientos de peregrinos atendidos en el centro, agruparon a aquellos que desarrollaban un comportamiento «anómalo, peculiar, muy extraño».

La muestra resultante fue de 38 personas que sufrían alucinaciones, delirios o paranoias. El perfil que se extrajo de los estudiados fue el de un hombre de mediana edad (unos 40 años); el 40% de los cuales presentaba transformación aguda de su personalidad y el resto tenía antecedentes psicóticos, bipolares o depresivos.

Un dato curioso es que ninguno de los pacientes con este cuadro clínico necesitó un ingreso prolongado -la estancia media fue de diez días- y, a excepción de cuatro, todos declinaron seguir hasta el final del Camino.

Misticismo, fatiga y antecedentes

Tres son los detonantes del «síndrome del Camino de Santiago»: misticismo, fatiga y antecedentes familiares. Las razones que aducen los propios peregrinos para su transformación van desde las llagas de los pies, el insomnio, el tempo pausado del caminar, hasta el encuentro con la belleza de los lugares o el arte que salpica el periplo. Todo ello, junto con el abandono de posibles tratamientos, problemas de estrés y adaptación, el desorden de vida, e incluso la convivencia estrecha con personas desconocidas, actúa como desencadenante de episodios emocionales e hipersensitivos extremos. El resultado puede ser una crisis de ansiedad o la alucinación sorpresiva.

El psiquiatra puso el ejemplo de una doctora que empezó a «desvariar» y sus compañeros la ingresaron en Burgos justificando que «no era ella». Ya recuperada, esta médico indicó que «pese a ser atea, había descubierto el Camino».

Aunque es la primera vez que se vincula la ruta jacobea con la enfermedad mental, muchos psiquiatras de hospitales del Camino admiten haber atendido a peregrinos con trastornos de personalidad, por lo que el estudio se completará con uno que abarque un tramo kilométrico mayor y a más pacientes.

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