Sanidad podría autorizar excepcionalmente la selección genética de embriones con fines médicos

Esta técnica permitiría a una pareja tener un hijo compatible con otro que sufra una enfermedad que haga necesario un trasplante de células madre
Por EROSKI Consumer 14 de mayo de 2004

El Ministerio de Sanidad ha convocado para el próximo día 24 a la Comisión Nacional de Reproducción Asistida, con el fin de analizar las solicitudes de varias familias españolas para seleccionar la composición genética de sus futuros hijos e intentar así curar a sus hermanos enfermos. En este encuentro está previsto también que se aprueben las 24 excepciones elaborados por la Comisión para poder fecundar más de tres óvulos.

La posibilidad de que una pareja tenga un hijo seleccionado genéticamente, para que sea compatible con otro que sufra una enfermedad que haga necesario un trasplante de células madre, podría ser una realidad si la Comisión Nacional de Reproducción Asistida -que depende de Sanidad- da su visto bueno. «Sanidad dará luz verde a esta técnica», aseguró ayer el director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), Antonio Pellicer, que es además miembro de la Comisión. «Es una cuestión muy relevante y muy importante que debe estar bien regulada, y es un derecho de los padres», añadió.

Pellicer destacó que se trata de una técnica sencilla: «Podemos saber si los embriones son compatibles al analizar el antígeno que expresan y ver si coincide con el antígeno del hermano enfermo. Luego, sólo basta implantar en la madre los embriones seleccionados».

Asimismo, dijo que una vez nacido, no es necesario someter al niño a un trasplante de médula ósea, ya que en principio bastaría con utilizar las células madre que contiene el cordón umbilical.

Dilema ético

La actual legislación permite seleccionar genéticamente los embriones creados en fecundación «in vitro» para no implantar embriones que puedan nacer con una enfermedad hereditaria. El problema surge cuando se trata, no sólo de seleccionar un embrión sano, sino de elegir aquél que sea compatible genéticamente con su hermano enfermo, de manera que cuando nazca pueda donar las células de su cordón umbilical y curarle.

En estos casos, la técnica no serviría para descartar embriones dañados, sino para elegir el más compatible entre los sanos. El principal dilema ético que se plantea es qué ocurre si no se consigue un embrión compatible. Sanidad y los expertos de la Comisión de Reproducción Asistida deberán arbitrar un mecanismo que indique claramente qué hacer en esa situación.

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