Más casos de sarna humana
La sarna humana o escabiosis es una afección cutánea provocada por un ácaro. Produce picor, especialmente durante la noche, y lesiones cutáneas. El contacto físico, el hacinamiento o compartir ropa con una persona infectada favorece el contagio. Aunque suele pensarse lo contrario, la sarna no está relacionada con la falta de higiene. Afecta tanto a adultos como niños, un grupo especialmente vulnerable a sufrir complicaciones junto con los ancianos.
En los dos últimos años, coincidiendo con la pandemia, se ha observado un aumento de casos de sarna en Europa. Se calcula que en España los casos han podido cuadruplicarse desde 2020. Sin embargo, no existen datos oficiales: al no ser una enfermedad que requiera comunicación a las autoridades sanitarias, no hay una contabilización de pacientes afectados.
Se desconocen los motivos por los que la sarna está llenando las consultas. Expertos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) señalan al confinamiento como la causa más probable: al pasar más horas en casa, manteniendo un contacto más estrecho con otras personas convivientes, el contagio se simplifica. Esta situación, junto con un retraso en el diagnóstico (al igual que está ocurriendo con otras muchas enfermedades), aumentaría la carga parasitaria de los infectados y también favorecería la difusión de la enfermedad.
¿Qué es la sarna?
La sarna es una enfermedad de la piel producida por el Sarcoptes Scabiei var. Hominis, un ácaro microscópico que penetra en la epidermis, donde vive su ciclo vital completo:
- Durante un mes pone una media de tres huevos diarios.
- Cuando estos huevos eclosionan, las larvas permanecen en superficie de la piel, en bolsas de poca profundidad, hasta su desarrollo a la forma adulta.
En ese momento se desencadena una respuesta inmunitaria en el huésped (la persona, en este caso) que origina un prurito intenso y exantema. A veces, la reacción no es inmediata y transcurre hasta un mes antes de que el individuo note algo extraño en su cuerpo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sarna es una de las patologías dermatológicas más comunes. Se estima que, independientemente del momento en el que se calcule, el número de personas afectadas por sarna en todo el planeta ascenderá a 200 millones.
Aunque está presente en todo el mundo, la OMS cataloga a la sarna como endémica en ciertas áreas tropicales o muy cálidas en las que existen pocos recursos (y, por tanto, acceso limitado a los tratamientos) y donde las comunidades coexisten hacinadas: la prevalencia en estas zonas se sitúa entre el 5 % y el 10 %.
¿Cuáles son los síntomas de la sarna?
Lo más habitual al tener sarna es experimentar una fuerte picazón, en especial por la noche. La AEDV señala los pliegues y grietas del cuerpo (sobre todo entre los dedos), los codos, la cintura, las rodillas, las nalgas, las plantas de los pies, alrededor de los senos y los genitales masculinos como los lugares donde más se sufre este prurito. En los niños, la picazón suele ser más generalizada, afectando a toda la superficie corporal.
La sarna también se manifiesta con lesiones cutáneas, con pápulas pequeñas, ronchas, picaduras y granos. Además, en casos más avanzados, la piel puede presentar costras o descamarse (sarna noruega).
¿Cómo se contagia?
Según explica la doctora Virginia Sánchez, jefa de Servicio de Dermatología del Hospital Universitario HM Sanchinarro, “la sarna se contagia por contacto cutáneo mantenido en el tiempo o bien por contacto con el ácaro vivo en tejidos como sábanas, ropa o tapices utilizados por una persona infectada”. El calor y el olor corporal provocan que la hembra del ácaro pase de un huésped a otro, comenzando un nuevo el ciclo de puesta.
Si tenemos síntomas de sarna es fundamental “evitar el contacto con otras personas hasta que se descarte la enfermedad. Si un médico nos diagnostica sarna, debemos hacer el tratamiento completo para evitar la recidiva, la reinfección o el contagio de terceras personas”, advierte la especialista.
¿Se puede curar la sarna?
Pese que es una enfermedad incómoda y desagradable, la sarna puede tratarse. “Existe un tratamiento muy efectivo, tanto tópico como por vía oral. Ambos deben repetirse en siete días para eliminar los nuevos ácaros que salen de los huevos”, indica la dermatóloga.
Y como la sarna se contagia entre los convivientes, todos los miembros de la familia han de seguir las mismas pautas. “Deben realizarlo todos los convivientes de la persona infectada, aunque no tengan síntomas de la enfermedad, incluida la segunda dosis a los siete días”, apunta.
Además, como explica Virginia Sánchez, se debe extremar la limpieza:
- lavar a 60 ºC todas las sábanas, toallas y ropa utilizada por el enfermo y todos los convivientes para eliminar el ácaro.
- los objetos que no se puedan lavar deben cubrirse con plásticos opacos para evitar que les de la luz y el oxígeno durante 48 horas.
Tres curiosidades sobre la sarna
📍 Contagio de perros a personas
Los perros también se infectan de sarna, aunque la enfermedad la produce otra especie de ácaro: el Sarcoptes Scabiei var. Canis. El animal puede contagiar a una persona, pero ésta no desarrollará la enfermedad; en el caso del humano, el episodio se quedará en lesiones cutáneas más o menos llamativas.
📍 Rascarse en exceso puede provocar impétigo
Como ya hemos comentado, la sarna produce un picor insoportable. No controlar el rascado puede terminar rompiendo la piel y derivar en impétigo. El impétigo es una infección bacteriana provocada por bacterias estafilocócicas o estreptocócicas y se trata con antibiótico.
Además, las personas con enfermedades inmunodepresoras o de avanzada edad pueden desarrollar una variante más grave de la enfermedad: la sarna costrosa o sarna noruega. Es muy contagiosa y, en ocasiones, difícil de tratar puesto que afecta a zonas extensas del cuerpo.
📍 La sarna no es un problema de falta de higiene
Entre los bulos más difundidos sobre la sarna está pensar que se contagia en los probadores de ropa: no es cierto. Tampoco lo es que las personas con poca higiene corporal sean portadoras de la enfermedad y que ducharse o bañarse con mucha frecuencia previene el contagio. Asimismo, el lavado de ropa diario no funciona, a no ser que se realice a más de 60 grados.