Secar la ropa dentro de casa, ¿es perjudicial para la salud?

Tender la ropa dentro de la vivienda puede ocasionar un grado de humedad ambiental perjudicial para la salud, sobre todo para quienes padecen asma, rinitis, bronquitis y otras alergias
Por Montse Arboix 4 de diciembre de 2015
Img colgar ropa dentro port
Imagen: Voyagerix

Hay muchos factores ambientales que se asocian al desarrollo o exacerbación de los síntomas alérgicos: el polen, algunos medicamentos, los ácaros o el epitelio de los animales. A pesar de que el exceso de humedad en el hogar no es un factor desencadenante per se, sí favorece la proliferación de ácaros y de esporas de hongos. Así, secar la colada en el interior de la vivienda no es una buena idea, si allí habitan personas con riesgo de alergia o con el sistema inmunológico débil. En este artículo se describen qué enfermedades puede provocar un exceso de humedad en casa y dónde se esconden los hongos dentro de ella. También se aportan soluciones para mantener la humedad a raya.

La alergia es una respuesta exagerada del sistema inmunitario que identifica como dañinas ciertas sustancias inofensivas, habitualmente toleradas por la mayoría de las personas. A la sustancia concreta que provoca esta reacción de hipersensibilidad se denomina alérgeno. Aunque una persona no nace alérgica, la predisposición genética, junto con determinados factores ambientales, contribuye a producir respuestas de hipersensibilidad y, en consecuencia, alergia.

Hay muchos factores que se asocian, en mayor o menor grado, al desarrollo o exacerbación de los síntomas alérgicos: los que entran en contacto por inhalación, como el polen de las plantas, las esporas de los hongos, los ácaros o el epitelio de los animales; algunos medicamentos, como antibióticos o anestésicos; picaduras de insectos, como las abejas; algunos alimentos, como los frutos secos o las proteínas de la leche de vaca; o por contacto, como el níquel o el cromo.

Y también está la humedad ambiental que, aunque no es un factor desencadenante de ningún proceso alérgico -no existe la alergia a la humedad-, sí que favorece la presencia de ácaros y hongos. Así, un nivel de humedad superior a los recomendados, que se sitúan entre el 45% y el 65%, puede afectar a la salud a largo plazo de las personas susceptibles.

Enfermedades pulmonares y alergias por exceso de humedad

Las esporas de algunos géneros de hongos pueden provocar infecciones pulmonares graves a personas inmunodeprimidas
En los meses de más frío, sobre todo si se quiere ahorrar en electricidad y evitar el uso de la secadora, poner a secar la ropa en el interior de las casas es una práctica habitual. Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que tender las prendas mojadas dentro de la vivienda podría ser perjudicial para la salud, sobre todo para quienes tienen riesgo de asma, rinitis, bronquitis y otras alergias.

Un estudio realizado por la Mackintosh School of Architecture (Glasgow, Escocia) en 2012 ya lo advertía. Los investigadores mostraron que en muchos hogares donde se secaba la ropa en el interior de la vivienda tenían un nivel de humedad alto, mayoritariamente causado por colgar la colada dentro. Además, esta humedad se asoció con los ácaros del polvo y la formación de esporas de moho.

De hecho, está bien descrito el mecanismo alérgico que provoca enfermedad pulmonar: los hongos que viven en el suelo y el agua contaminan el aire con esporas, que flotan y se depositan en las vías aéreas. Son capaces de inducir sensibilización en personas susceptibles y producir asma bronquial o neumonitis por hipersensibilidad. Hay, al menos, 60 especies de hongos que tienen esporas que se consideran alergénicas.

Por otro lado, las esporas de hongos de los géneros Candida, Aspergillus y Neumocysti también pueden generar infecciones pulmonares de gravedad, en especial a personas inmunodeprimidas, como las que sufren sida, cáncer, están bajo tratamientos prolongados con antibióticos o corticoesteroides o han sido sometidos a un trasplante e, incluso también, personas muy ancianas o niños pequeños.

Los hongos en casa: dónde se esconden

Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), se pueden hallar hongos en cualquier parte del interior de las casas: en habitaciones húmedas, oscuras, poco ventiladas o poco soleadas, en las manchas de humedad de las paredes, en las plantas de interior y en la tierra de las macetas, en tuberías dañadas, en el polvo, en baños y en zonas de almacenaje de alimentos. Cuando aparecen las típicas manchas negras de humedad es que ya hay una cantidad considerable de microorganismos.

A pesar de este largo listado, donde más hongos se encuentran es en el exterior de las viviendas: en basuras, desperdicios y entre la vegetación y la tierra.

Las piscinas son otro de los lugares donde los hongos se desarrollan a sus anchas. Sin embargo, los patógenos que provocan las infecciones fúngicas superficiales, habituales en estos hábitats, no suponen un problema para las personas alérgicas. No obstante, sí que podrían serlo las condiciones ambientales de los vestuarios de las piscinas cubiertas (por su alto nivel de humedad), advierten desde la SEICAP. Por este motivo, instan a las personas alérgicas a los hongos a consultar con su especialista.

Mantener la humedad a raya contra esporas y ácaros

Las recomendaciones de los expertos de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica son las mismas para las personas alérgicas a los ácaros del polvo que a las esporas de los hongos.

La primera y más importante: reducir la humedad. Se aconseja que los dormitorios sean luminosos y soleados, evitar los humidificadores, eliminar las manchas de moho de las paredes y arreglar las filtraciones y goteras, prescindir de los objetos que puedan acumular polvo y retirar moquetas, papeles pintados y alfombras. Del mismo modo, es aconsejable retirar las plantas de interior de todo el hogar.

En casa hay que limpiar de manera frecuente. Lo preferible es hacerlo con lejía en las zonas que por lo general están más húmedas, como las bañeras, azulejos del baño y lavabos, ventilando y dejando secar bien todas las áreas. Es más aconsejable pasar la fregona o el aspirador (con filtro de agua o filtro HEPA) que barrer, y no sacudir el polvo para evitar que pase de las superficies al aire; es mejor atraparlo con un trapo humedecido y secar después.

Por otro lado, la calefacción reseca el aire. Por tanto, es beneficiosa en el control de ambos alérgenos, aunque si proviene de un aparato de aire acondicionado, hay que limpiar con asiduidad los filtros.

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