Un estudio científico localiza una zona del cerebro indispensable para el proceso mental de leer

El origen de la investigación estuvo en una operación en la que extirparon esa parte del tejido cerebral a un paciente
Por EROSKI Consumer 26 de abril de 2006

Un grupo de investigadores franceses del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (INSERM) ha realizado un estudio sobre una zona del cerebro humano imprescindible para la lectura.

En concreto el origen de la investigación fue una operación que tuvieron que realizar a un paciente epiléptico grave. Al enfermo le extirparon una zona del lóbulo temporal izquierdo del cerebro y tras la intervención pudieron observar que el paciente «tenía muchos problemas para leer, pero reconocía sin problemas rostros u objetos». Se trata del primer caso de este género en que se probó antes de la operación que la persona leía normalmente.

Según el psiquiatra Raphael Gaillard, autor principal del estudio, lo descubierto «muestra que esta región cerebral es indispensable para la lectura». Los investigadores afirman en el trabajo, publicado en la revista científica estadounidense «Neuron», que «lo sorprendente es que un elemento cultural como es la lectura, muy reciente en términos de evolución e innecesario para la supervivencia de la especie, ha acabado teniendo un espacio en el cerebro».

Gaillard apunta en otro artículo que la zona cerebral encargada del reconocimiento de las palabras se activa aunque éstas se perciban de forma inconsciente y que lo hace más fácilmente cuando los términos remiten a emociones.

Para llegar a esta conclusión, se proyectaron ante 36 personas varias palabras «casi al límite de la consciencia». «La primera conclusión es que, incluso en quienes decían no haber percibido nada», la citada zona del cerebro se activaba.

También es destacable, en su opinión, que, aproximadamente, la mitad de las palabras con connotaciones emocionalmente negativas fueron más frecuentemente identificadas que la otra mitad, que eran neutras, aun en los casos en los que su ortografía era similar, como ocurrió con los términos «dolor» y «color».

Esto prueba, según el psiquiatra, que la experiencia emocional negativa asociada a algunas palabras «amplifica la percepción de estas palabras hasta hacerla consciente».

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