Un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) concluye que la calidad y seguridad de los preservativos que se venden en España ha mejorado respecto a un idéntico informe elaborado en 1994, cuando sólo 7 de los 15 tipos analizados superaron las pruebas de calidad. «El preservativo, usado correctamente, es un método seguro para evitar un embarazo no deseado y además, es el único medio eficaz para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual como el sida», señala el estudio, dado a conocer hoy.
El objetivo de este nuevo análisis, según la OCU, ha sido evaluar la reacción de los fabricantes frente al primero y su adaptación a la norma europea EN 600 sobre calidad y etiquetado de los preservativos, que entro en vigor en el año 1996.
Para realizar el estudio, la asociación de consumidores seleccionó 20 modelos de preservativos que se pueden encontrar en farmacias, parafarmacias, hipermercados o supermercados. En esta ocasión excluyó las marcas de venta exclusiva en sex-shops y máquinas expendedoras. Las pruebas se llevaron a cabo en un laboratorio independiente de acuerdo con las normas internacionales, especialmente sobre la europea EN 600. Además de verificar las dimensiones reales y el espesor del caucho de los diferentes modelos, se comprobó la presencia de agujeros y la capacidad para resistir la presión y el estiramiento. También se analizó la información que contenía el etiquetado así como el folleto informativo que incluían. Por último, un panel de usuarios manifestó su opinión sobre la facilidad para abrir el envoltorio y desenrollar el preservativo.
La longitud del preservativo debe ser suficiente para cubrir todo el pene. En cuanto a su amplitud, no tiene que ser ni tan ancho como para que se deslice, ni tan estrecho como para que resulte incómodo. La mayoría de los modelos analizados por la OCU tienen unas medidas estándar: entre 18 y 19 centímetros de largo y entre 5,1 y 5,4 centímetros de ancho (en plano).
Por lo general, se asocia los preservativos de pared más gruesa con una mayor resistencia a la rotura y una mayor seguridad frente a las infecciones de transmisión sexual, aunque también con menor sensibilidad; y viceversa, los más finos se supone que ofrecen una mayor sensibilidad. Sin embargo, el estudio señala que salvo aquellos preservativos que se venden expresamente con grosor extra, el resto son de una única gama y las diferencias detectadas son mínimas: el grosor apenas oscila entre los 0,048 y 0,075 milímetros.
En lo que se refiere a los lubrificantes, que mejoran la comodidad de la relación sexual y retrasan el deterioro del látex, todos los modelos analizados incluyen lubrificante en una proporción suficiente. Por otro lado, la OCU matiza que los preservativos que se venden con lubrificantes espermicidas no suponen una ventaja. En contra de lo que se piensa, no está demostrado que estos espermicidas aumenten la seguridad del preservativo; es más, advierte que pueden causar irritación en las mucosas, reduciendo su capacidad lúbrica y aumentando el riesgo de infección.
En cuanto a la detección de agujeros, sólo se hallaron fugas en 4 muestras, cada una correspondiente a un modelo diferente, por lo que no son significativas. En la prueba de la explosión, la mayoría de los preservativos obtuvo una buena o muy buena calificación. También resistieron la prueba del estiramiento. Por último, el trabajo detectó diferencias en los precios. Así, los preservativos de venta en establecimientos de gran consumo (hipermercados, supermercados, etc.) son, de media, un 40% más baratos que los que se venden en farmacias.