Una de cada cuatro personas sufre alguna vez en su vida los efectos de un acúfeno

Se trata de una percepción auditiva que no es producida directamente por un sonido externo
Por EROSKI Consumer 17 de marzo de 2004

Hay gente que oye sonidos que no existen, por la mañana, por la tarde y, sobre todo, de noche. Por la mañana, por la tarde y, sobre todo, de noche. Son personas perfectamente cuerdas que dicen que escuchan algo parecido a un pitido, similar al ruido que produce el televisor cuando termina la emisión. Otros sienten constantes zumbidos que les recorren la cabeza. Este mal, que los especialistas definen como un síntoma y «no como una enfermedad», se denomina acúfeno o tinnitus (tintineo en latín) y es una percepción auditiva que no es producida directamente por un sonido externo, es decir, es un ruido subjetivo. Los expertos calculan que una de cada cuatro personas sufre alguna vez en su vida los efectos de un acúfeno. Para muchas de ellas son imperceptibles, dado su bajo nivel de audición. La mayoría, de hecho, lo superarán o se acostumbrarán a convivir con él. Pero para un 10% de los pacientes, ese ruido constante se convierte en un auténtico problema. No siempre severo, pero, en todo caso, muy molesto y con multitud de efectos secundarios.

El tratamiento de este mal es directamente proporcional a la causa. «Si descubrimos que el síntoma procede del oído medio la solución es fácil, bien a través de un tratamiento, bien por medio de cirugía. Lo malo es cuando el problema procede del oído interno», indica Carlos Suárez Nieto, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Central de Asturias.

Tratamientos

Las terapias, en los casos más severos, se basan en enseñar a los afectados a vivir con el ruido. Existe un método, llamado TRT, que consiste en habituar al cerebro a escuchar el pitido que acaba por enmascarar el sonido castigador. Suárez Nieto lo denomina «entrenamiento auditivo» y asegura que su fin es «la desdramatización de los hechos, a través de información».

Otro tratamiento, «actualmente en fase de experimentación», advierte el otorrino asturiano, pretende la aplicación de una sustancia en el oído interno destinada a «neutralizar el zumbido». La duración de la terapia, sea cual sea, depende de cada afectado y puede prolongarse desde unos meses a varios años.

Antes del tratamiento, el paciente siente desde tensión emocional hasta trastornos del sueño, problemas de concentración y agotamiento, pasando por dolor, dificultades para comunicarse y depresión. «Hay a quienes les resulta insoportable. Sobre todo por la noche», comenta el experto.

La dolencia se desata en algunas ocasiones, que son las menos, por «causas objetivas», como la existencia de problemas musculares o de falta de riego sanguíneo en la zona del oído. La mayoría de las veces, sin embargo, las pruebas médicas no sirven para localizar el origen del problema porque lo que cada paciente oye forma parte de su mundo subjetivo. Es un pitido implacable, que se desata por culpa de ruidos excesivamente fuertes, siniestros laborales, accidentes de circulación y golpes en las vértebras cervicales.Los especialistas recalcan la importancia de evitar los ambientes de mayor alboroto. Trabajar con un ruido intenso y continuado puede desencadenar el proceso.

Juventud

Los jóvenes también padecen los llamados acúfenos de fin de semana. El uso de auriculares o un tiempo demasiado prolongado en el interior de una discoteca con música a tope disparan el pitido, que, en casos así, suele desaparecer enseguida.

Contra lo que pueda pensarse, no es, sin embargo, la juventud la población más castigada por el tinnitus. La mayor parte de los pacientes tienen entre 50 y 70 años. Generalmente, aparece en personas con problemas de oído, pero tener ruidos en un momento dado no significa nada. La aparición de un acúfeno ni siquiera es un indicativo de una posible sordera o de futuros problemas de audición, «aunque, a veces, puede estar asociada», según Carlos Suárez.

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