Una investigación descubre que la densidad cerebral de materia gris y de materia blanca es superior en las personas que aprenden a leer

Se han detectado también alteraciones que podrían ayudar a comprender el origen de determinadas disfunciones neurológicas
Por EROSKI Consumer 16 de octubre de 2009

La densidad cerebral de materia gris -allí donde se procesa el pensamiento- y de materia blanca -que facilita las conexiones nerviosas en la anterior- es superior en las personas que aprenden a leer que en aquellas que permanecen iletradas, según el estudio que han desarrollado investigadores españoles, británicos y colombianos. Este trabajo, cuyos resultados se publicaron ayer en el último número de la revista «Nature», ha detectado también otras alteraciones que en el futuro pueden dar claves para comprender el origen de determinadas disfunciones neurológicas.

El trabajo para conocer más detalles sobre cómo la lectura moldea el cerebro humano adulto se ha llevado a cabo durante los tres últimos años con un grupo de ex guerrilleros colombianos analfabetos reinsertados en la sociedad. En el caso de los adultos, la dificultad estriba en dar con el colectivo adecuado, así que «trabajar con los ex-miembros de la guerrilla de Colombia ha proporcionado una oportunidad única para ver cómo cambia el cerebro cuando se adquiere la lectura», explica el responsable del proyecto, Manuel Carreiras, director del Basque Center on Cognition, Brain and Language.

Los investigadores compararon las imágenes de resonancia magnética del cerebro de 20 ex guerrilleros adultos que habían completado un programa de alfabetización en su lengua nativa, español, con los de otros 22 guerrilleros adultos analfabetos. Descubrieron que la densidad de materia gris era mayor en varias áreas de ambos hemisferios en aquellos participantes que habían aprendido a leer. Estas áreas son responsables del reconocimiento de las letras, de la conversión de las letras en los sonidos correspondientes y del acceso al significado de las palabras, indica Jon Andoni Duñabeitia, investigador de Ikerbasque. La lectura también aumenta la densidad de la materia blanca y la fuerza de las conexiones entre estas regiones de materia gris, añade.

Los científicos también detectaron modificaciones en las conexiones desde y hasta un área del cerebro conocida como el «giro angular». Se sabe desde hace más de siglo y medio que esta región es importante para la lectura, pero esta investigación muestra que su papel en el proceso de lectura «no se había comprendido de manera correcta», recalca Carreiras. Antes se creía que el «giro angular» reconocía las formas de las palabras antes de acceder a los sonidos y a sus significados. En este estudio se explica, en cambio, que el «giro angular» no actúa en la conversión del reconocimiento visual de palabras a los sonidos y los significados, sino que está involucrado en el proceso lector y permite anticipar las letras a partir del significado. Los investigadores también han podido constatar que los cambios cerebrales inducidos por el aprendizaje lector son rápidos y que son perceptibles «con poco tiempo de alfabetización», añade Duñabeitia.

Estos hallazgos pueden resultar útiles además para entender las causas de dificultades del aprendizaje de la lectura como la dislexia. Los estudios conocidos con disléxicos muestran que tienen una menor densidad de materia gris y de materia blanca en las mismas regiones cuya densidad se incrementó con la alfabetización en el presente estudio. De ahí que el trabajo del grupo de Carreiras, en el que participan también investigadores del University College London, sugiere que las diferencias cerebrales que se han observado en personas disléxicas, más que la causa, parecen ser una consecuencia de las dificultades en el aprendizaje de la lectura.

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