La Clínica Mayo de EE.UU. ha desarrollado una nueva técnica láser que está llamada a cambiar por completo la cirugía de próstata. El procedimiento, que de momento sólo se emplea para corregir el crecimiento incontrolado de esta glándula, se basa en la utilización de un haz de luz que lima el tejido sobrante con absoluta precisión, al tiempo que lo vaporiza. La intervención es mínimamente invasiva, reduce los riesgos de este tipo de operaciones y permite que los pacientes sean dados de alta en tres o cuatro horas.
Encargada de producir el líquido seminal, la próstata es uno de los órganos que más dolores de cabeza da a los varones. El problema comienza a gestarse a los treinta años, que es cuando la glándula comienza a crecer de manera lenta y progresiva. Los primeros síntomas no llegan, sin embargo, hasta la década de los cincuenta. A partir de esa edad, más del 80% de los pacientes tiene que recibir tratamiento contra lo que se llama hiperplasia benigna de próstata, enfermedad que nada tiene que ver con el cáncer.
Durante los últimos cincuenta años, los métodos quirúrgicos con los que se ha hecho frente al problema han sido fundamentalmente dos. Las próstatas más grandes se reducen mediante una intervención de cirugía abierta llamada prostatectomía. Las de tamaño pequeño y mediano se resuelven mediante la introducción a través del pene de un aparato llamado resector, que lleva acoplado un bisturí eléctrico.
Los tratamientos convencionales requieren de tres a diez días de hospitalización y conllevan un riesgo significativo de complicaciones, según explicó el urólogo Carlos Hernández, jefe del servicio de Urología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Al sangrado que se produce durante la cirugía se unen, además, los posteriores efectos secundarios. Tras la intervención, un porcentaje importante de pacientes pierde la eyaculación; entre el 4% y el 32% sufre de impotencia, y en torno al 6% padece incontinencia urinaria, que es el problema más grave de todos porque no siempre tiene solución.
La técnica desarrollada por la Clínica Mayo, denominada fotovaporización prostática por láser, elimina por completo las posibilidades de sangrado durante la cirugía y convierte en «excepcionales, por no decir nulos», los casos de impotencia e incontinencia urinaria. Como contrapartida, en España sólo es posible operarse mediante esta técnica a través de las contadas clínicas privadas que, de momento, ofrecen este servicio en Bilbao, Barcelona, Madrid y Málaga.
La fotovaporización se practica mediante la introducción por la uretra de un cistoscopio -un dispositivo parecido a un periscopio- dotado de una fina fibra que transmite la energía láser. El haz de luz trabaja a tal potencia que convierte rápidamente el tejido sobrante en vapor de agua. No hay sangre. El médico tiene, además, la posibilidad de controlar con seguridad el área a tratar, acondicionándola a la anatomía y necesidades de cada paciente, explicó Guillermo Olaizola, del equipo que practica estas intervenciones en la Clínica San Francisco Javier de Bilbao.