Una tesis doctoral revela que tres de cada diez niños sufren maltrato emocional

Este tipo de maltrato se da en todas las capas de la sociedad, aunque con mayor incidencia en las clases medias
Por EROSKI Consumer 2 de mayo de 2003

Aproximadamente tres de cada diez niños sufren maltrato emocional a pesar de no padecer problemas aparentes, según la tesis doctoral «Sistema atribucional y sintomatología depresiva en menores institucionalizados con antecedentes de malos tratos» del psicoterapeuta Jesús Jiménez Jarauta, que acaba de defender en la Universidad del País Vasco (UPV).

Este trabajo estudia la forma de razonar de niños que han sufrido malos tratos físicos y han sido acogidos en una institución. La metodología científica obliga a comparar los resultados obtenidos en estos niños con otros que no presentan tales problemas y pertenecen a familias que viven en condiciones normales. Y en este punto se produjo la sorpresa, ya que el 33% de los niños de este último grupo tenían la misma forma de razonar que los niños que habían sufrido maltrato físico. Y ello debido a que sufrían algún tipo de maltrato psicológico en sus familias.

«El maltrato psicológico es un problema muy grande del que apenas se habla porque no hay evidencias físicas, y es propio de nuestro tiempo», explica Jesús Jiménez. «Vivimos en un momento en el que la cultura ya no legitima el pegar a los hijos. Se pasa así al maltrato emocional, en el que los padres utilizan el lenguaje como arma dañina y producen unos problemas afectivos tremendos», afirma.

Para la elaboración de la tesis, Jiménez Jarauta estudió a 480 niños, de una edad media de 12 años. De ellos, 135 habían sufrido malos tratos físicos y estaban acogidos en una institución. Los 248 restantes vivían con sus familias. De ellos, 33 procedían de un medio sociocultural bajo, similar al de los niños institucionalizados, y 212, de familias de clase media. En ambos casos, se trataba de familias «no abusivas ni negligentes», con hijos escolarizados, y en ambos casos había niños con la forma de pensar propia de un pequeño físicamente maltratado.

Una de las características del maltrato emocional es que se da en todas las capas de la sociedad, quizás incluso con mayor incidencia en las clases medias o acomodadas, donde hay más presión contra el maltrato físico y donde el dominio del lenguaje puede convertirlo en arma dañina.

Autoconcepto negativo

Los datos obtenidos en la tesis doctoral quedan corroborados por la experiencia diaria como psicólogo de Jesús Jiménez. «Cada vez vemos más casos de niños tristes. El otro día uno contaba que su padre llevaba dos meses sin hablarle, tras la última evaluación. Esto es maltrato emocional». Los niños que sufren maltrato afectivo desarrollan un sistema de atribución, una forma de analizar lo que les ocurre similar a la de los niños que han sufrido maltrato físico. Es una forma de pensar que configura un autoconcepto negativo de uno mismo y genera autoestima baja e incluso depresión.

La secuela sería lo que los expertos denominan la indefensión aprendida. «Por este sistema parental de destrucción de la autoestima, el niño se siente incapaz de gobernar su vida. Desarrolla sentimientos de impotencia para abordar actividades o proyectos y atribuye los resultados de sus acciones a la fatalidad, a la buena o mala suerte», comenta el experto.

Los índices de fracaso escolar son grandes. «Estos niños no explican sus resultados por la falta de esfuerzo, sino por la mala suerte o su incapacidad. Es un veneno tremendo, porque es llevar instalados los mecanismos para el fracaso», asegura Jiménez Jarauta. La motivación de estos niños es muy débil, porque no confían en sus posibilidades. Son niños muy desarmados para afrontar el estudio. «Tienen una severa dificultad para el aprendizaje y para cualquier logro en la vida», añade.

Los problemas derivados del abuso psicológico pueden manifestarse con conductas agresivas o interiorizando los conflictos. Los primeros serían niños conflictivos y los segundos niños retraídos, a los que resulta difícil llegar.

Prolongación de su propio yo

Pero, ¿qué puede convertir a un padre o una madre en maltratador emocional? Para el autor de la tesis, «el estrés que produce el hijo puede dar lugar a muchas frustraciones que los padres no digieren o elaboran. Muchos han creado unas expectativas sobre su hijo que le convierten en una prolongación de su propio yo».

El no reconocer la identidad del hijo es una forma de maltrato. Otra sería exigirle más de lo que puede dar. También resulta habitual en este tipo de casos el descargar en el niño el mal humor de los padres, hasta el punto de que éste se siente culpable del mismo. Los expertos incluyen incluso casos relativamente habituales como «el querer que el hijo estudie la carrera que a nosotros nos gusta».

Otro maltrato infantil sería el de la exposición continua a la violencia física o verbal entre los dos miembros de la pareja. «Se ha comprobado que es un efecto tan dañino como el del maltrato físico. Los niños expuestos a la violencia en el hogar tienen el doble de probabilidades que otros niños de padecer maltrato emocional», señala Jiménez Jarauta. Los padres que incurren en esta conducta destructiva tienen una personalidad narcisista, que busca la prolongación de su propio yo. «Tendrían que revisar sus dificultades personales y frustraciones para no proyectarlas en los hijos», concluye.

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