Unas 200.000 personas no pagan por sus medicinas en España porque utilizan la tarjeta de un pensionista

En torno a 800.000 personas dependen de un titular cuando tienen derecho a tener una tarjeta propia
Por EROSKI Consumer 25 de junio de 2012

La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, ha denunciado que, actualmente, hay unas 200.000 personas en España que no pagan por sus medicinas porque utilizan la tarjeta de un pensionista para adquirirlos gratis en las oficinas de farmacia. Además, 800.000 personas dependen de un titular cuando tienen derecho a tener una tarjeta propia.

Mato explicó en el foro «Ideas+Diálogo en Sanidad» que esta situación ha salido a la luz durante la actualización de datos realizada por su departamento, en colaboración con el Ministerio de Hacienda, para poner en marcha el nuevo copago farmacéutico que entrará en vigor el próximo 1 de julio, por el que los pensionistas pasarán a pagar un 10% del precio de sus medicamentos.

Al cruzar los datos con Hacienda y la Seguridad Social y «poner al día» la base de datos de los 45 millones de españoles, se ha descubierto que hay «800.000 personas que tenían tarjeta sanitaria como beneficiario y dependían de un titular cuando tenían derecho a tener una tarjeta de titular». «Y, de esas, 200.000 personas no pagaban medicamentos porque tenían la tarjeta de un pensionista, cuando tenían rentas suficientes como para afrontar ese pago», aseguró la ministra.

Esta situación, no obstante, acabará a partir de la próxima semana cuando entre en vigor el nuevo sistema de copago que, según Mato, «se va a poner en marcha sin problemas». «Me consta que las comunidades hacen un esfuerzo importante», reconoció la ministra, confiada de que ninguna vaya a «incumplir la ley» y se niegue a aplicar los nuevos porcentajes de copago. «No me lo planteo», zanjó. Sin embargo, reconoció que las comunidades son «autónomas» para buscar otra fórmula siempre que cumplan los plazos establecidos por la ley.

La ministra defendió la desfinanciación de determinados grupos de medicamentos, siempre que se trate de aquellos con escaso valor terapéutico, que sirvan para síntomas menores y cuyo precio sea bajo. El objetivo de todas estas medidas, recordó, es «disuadir de la compra de medicamentos que no son necesarios».

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