Nuevos estudios constatan que la intoxicación por plomo afecta al desarrollo mental

Por EROSKI Consumer 27 de abril de 2004

La presencia de plomo en tuberías viejas y algunos carburantes es un riesgo de toxicidad para 120 millones de personas, según un estudio del Departamento de Protección del Entorno de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La organización internacional asegura que algunos este metal puede interferir de forma significativa en el desarrollo de los niños.

Las principales vías de contacto son la inhalatoria y la gastrointestinal. Ésta última se enmarca de forma especial en el ámbito doméstico, ya que suele producirse contaminación alimentaria por frutos, salsas, bebidas o embutidos envasados. En estos casos, los ácidos disuelven el plomo de recipientes con recubrimiento interno inadecuado, como latas abolladas. Ahora, el estudio auspiciado por la OMS, publicado en Environmental Research, señala que un 13% de los casos de retraso mental en la infancia se atribuyen a contaminación por plomo y que cada cuatro de cada 10 niños presentan niveles altos de este mineral en la sangre.

A la investigación llevada a cabo por la OMS desde los años noventa, se une la normativa europea, cada vez más rigurosa en el control de las emanaciones de plomo por gases industriales y carburantes. Esta normativa ha establecido para 2005 un valor límite de 0,5 microgramos por metro cúbico, la mitad del valor fijado en 2000. La importancia de estas medidas refleja los riesgos de esta intoxicación, reconocida por el Centro para el Control de las Enfermedades Infecciosas (CDC) de Atlanta como un problema mundial y no patrimonio exclusivo de las zonas urbanas y marginales.

Según el CDC, los riesgos de la intoxicación por exposición al plomo no distinguen zonas geográficas, grupos socioeconómicos y situación medioambiental. Según los expertos, son necesarias cantidades pequeñas de plomo para causar intoxicación en los niños. Uno de los mayores peligros son, aseguran los expertos, las bolsas de plástico impresas, en las que se han detectado niveles elevados de plomo. El peligro está cuando la tinta de impresión entra en contacto directo con los alimentos, informa El País .

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