Un estudio sobre la cadena de valor del huevo afirma que es sencilla y que manifiesta un alto grado de integración entre sus eslabones

Destaca que la mayor parte de las granjas integran el ciclo completo en un mismo establecimiento y proceso industrial y comercial
Por EROSKI Consumer 5 de enero de 2010

Un estudio sobre la cadena de valor del sector del huevo llevado a cabo por el Observatorio de Precios del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, que se ha basado en la integración de distintas vías de investigación, indica que se trata de una cadena sencilla y poco alargada, en la que se manifiesta un alto grado de interconexión entre los diferentes eslabones que la componen.

Esta sencillez de la cadena de valor está en consonancia con la estructura y el funcionamiento de un sector bastante concentrado y modernizado, concluye el estudio. Entre los principales componentes destacan la granja de ponedoras y el centro de envasado y embalaje que, por lo general, están unidos en un mismo establecimiento y proceso industrial y comercial. Incluso las granjas más importantes y de mayor dimensión han integrado el ciclo completo. Las investigaciones también apuntan que, en determinados casos, los altos costes y las exigencias de inversión derivados de las innovaciones normativas han conllevado la desaparición de granjas de menor tamaño, lo que ha favorecido la concentración sectorial. A pesar de ello, hay más de 1.100 granjas de ponedoras en España.

El trabajo señala que el sector del huevo de mesa se ha desarrollado de forma muy importante en los últimos 15 ó 20 años. Ello ha permitido alcanzar una imagen de calidad y seguridad alimentaria en el mercado interior, así como un elevado nivel de competitividad en los mercados internacionales, hasta representar el 12,7% de la producción de la Unión Europea (UE).

Se destaca también en este estudio que sólo un 15% ó 16% de la producción de huevos se destina a otras industrias (sobre todo repostería y ovoproductos). Se constata así, a diferencia de lo que ocurre en otros países competidores, que es muy reducida todavía la actividad en estos derivados del huevo. Ese reducido porcentaje de industrialización de la producción de huevos puede incidir en la competitividad del sector y en la configuración de su cadena de valor y de su estructura de precios y costes, advierten los autores.

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