Tras la celebración este fin de semana de la asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, ambas instituciones no han alcanzado un acuerdo sobre la condonación de la deuda externa que habían prometido a países como Bolivia, Nicaragua, Ruanda, Zambia.
Los países ricos no se han puesto de acuerdo en el modo de pago, aunque el ministro de Economía de Reino Unido, Gordon Brown, ha explicado que «no han abandonado ese objetivo» y espera resultados tangibles «en la próxima reunión del G-8», que se celebrará en julio en Escocia.
A pesar de que Estados Unidos y Reino Unido presentaron propuestas para la condonación, no han alcanzado un acuerdo sobre quién desembolsará los fondos para hacerlo, lo que causó la consternación del puñado de organizaciones no gubernamentales acreditadas. La propuesta del primer país establecía que el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo perdonen lo que les adeudan los países más pobres, pero sin aportar más dinero para compensar por los fondos que ambas instituciones perderían.
Mientras, la segunda opción instaba a los países ricos a hacer más aportaciones para no descapitalizar a las agencias de desarrollo. Además, desea que el FMI venda parte del oro que posee para condonar los 11.000 millones de dólares, según algunos cálculos, que esos países le deben. Este organismo tiene 3.127 toneladas métricas de oro, valoradas en 45.000 millones de dólares, que fueron aportadas por sus países miembros como cuotas durante las primeras décadas tras su fundación en 1944.
En cuanto a la venta de estos lingotes, el G-7 recibió en la asamblea un informe sobre su viabilidad que determinó que sería posible diseñar una estrategia para colocarlos en el mercado sin causar una caída en los precios del oro.
