El Gobierno de Japón ha anunciado que contabilizará cuántos niños han quedado huérfanos como consecuencia del terremoto y posterior tsunami que asoló la costa nororiental del país el pasado 11 de marzo. «El último desastre ha causado daños a gran escala y tememos que un gran número de niños hayan perdido a sus padres», explicó un funcionario del Ministerio de Sanidad, Trabajo y Política Social japonés.
El citado Ministerio será el encargado de llevar a cabo esta labor, dado que los gobiernos locales de las áreas más afectadas por el desastre natural no se encuentran en disposición de comprobar el estado de estos menores.
Según los datos que maneja Save the Children, hay más de 100.000 niños desplazados en Japón debido a la catástrofe. A esta situación, «ya de por sí complicada», se suma ahora la bajada drástica de temperaturas en la zona afectada, que provoca fuertes nevadas y que pone en peligro la salud de los pequeños, alerta la ONG.
«Vemos a familias agruparse en torno a hogueras para calentarse. Bajo estas temperaturas, los niños son muy vulnerables a enfermedades como infecciones en el pecho o gripes», explica el coordinador del equipo de Save the Children en Japón, Stephen McDonald. Además, «el estrés que viven hace que su sistema de defensas sea más débil», añade.
