Hogares para menores

La Asociación Kanaria de Infancia pone en marcha diferentes programas de acogimiento infantil y residencial que dan prioridad a la recuperación de la convivencia familiar
Por EROSKI Consumer 10 de mayo de 2007

Comúnmente conocidos como ‘Hogares’, los lugares específicos donde se acogen a niños y jóvenes que proceden de familias desestructuradas por diferentes motivos se denominan Centros de Protección y Centros de Acogida Inmediata, aunque todos hacen referencia a un estado de desamparo. Una situación que, según la ley, está vinculada al desamparo que se produce por el incumplimiento o inadecuado ejercicio de los deberes de protección establecidos por las leyes para la guarda de los menores (deber de velar por ellos, deber de alimentarles, deber de educarles, deber de procurarles una información integral y deber de tenerlos en compañía), cuando estos quedan privados de la necesaria asistencia moral y material. Por otro lado, están los Centros de Menores; aquellos en los que la guardia o tutela de los menores residentes ha sido asumida por la Dirección General de la Protección del Menor y la Familia, gracias a la cual reciben una atención integral durante el tiempo necesario para conseguir la reintegración en su familia o, cuando ello no sea posible, para su inserción en acogimiento familiar o adopción, hasta que cumplan la mayoría de edad o se emancipen.

En cualquier caso, la declaración de desamparo lleva la asunción de la tutela por el órgano competente de la Administración Pública Autonómica en forma de ‘Acogimiento familiar’ y ‘Acogimiento residencial’. Cuestiones, todas ellas, muy cercanas para la Asociación Kanaria de Infancia (AKI), una de las organizaciones españolas más respetadas por su labor en la educación y acogimiento de los menores y adolescentes.

A pesar de su reciente constitución, en 2005, AKI ya gestiona seis Hogares donde residen 43 menores entre 0 y 17 años, declarados en situación de desamparo por la Dirección General de Protección del Menor y la Familia. Jóvenes que no reciben la suficiente asistencia moral y material y que proceden de familias marcadas en muchos casos por el desempleo, la escasa formación o la falta de recursos económicos. Concretamente, uno de esos seis Hogares es un piso puente de transición hacia la vida adulta destinado, específicamente, para chicas y chicos adolescentes entre 15 y 17 años.

«Se pretende llevar a cabo una dinámica diaria, siempre con una base educativa, a través de talleres, charlas, visitas culturales, ocio y tiempo libre»

La educación es determinante para evitar casos de aislamiento, depresión… Por eso cada centro está dotado de un equipo, formado por tres educadores y un responsable director. En el día a día este equipo se ajusta a las necesidades de los menores del Hogar, intentando que la convivencia diaria se ajuste lo más posible a la realidad cotidiana de cualquier menor. «Se pretende llevar a cabo una dinámica diaria, siempre con una base educativa, a través de talleres, charlas, visitas culturales, ocio y tiempo libre», explican desde AKI. Tampoco descuidan el apoyo psicológico y familiar, fundamental para fomentar la buena relación entre menor-familia.

«En este camino hacia la madurez, son numerosos los obstáculos que se interponen entre estos chicos y chicas. Por ejemplo, el miedo y la inseguridad que genera este proceso de maduración a una edad temprana teniendo en cuenta el tipo de población a la que nos referimos, caracterizada generalmente por baja autoestima, déficit en habilidades sociales e interpersonales, bajo logro académico y formativo, escasas habilidades domésticas», explican desde la Asociación.

Por eso han elaborado un documento donde especifican las necesidades de estos jóvenes:

  • Necesidades emocionales y sociales. Seguridad emocional, identidad personal y autoestima.
  • Necesidades cognitivas. Adquisición de normas y valores y comprensión de la realidad física y social.
  • Necesidades físico-biológicas. Alimentación, higiene, integridad física, etc.

Serán los equipos educativos que trabajan con estos menores los que se ocupen de intentar paliar estas necesidades para que los que actualmente se encuentran en los centros puedan insertarse sin problemas en la sociedad. Todo ello gracias a los voluntarios, cada vez más imprescindibles en este tipo de labores sociales.

Educar a la sociedad para una colaboración solidaria

La Asociación Kanaria de la Infancia entiende el voluntariado como uno de los ejes determinantes para lograr los objetivos de un proyecto centrado en la ayuda y el acogimiento de las personas más débiles y desprotegidas. De ahí que algunos de los objetivos más importantes del ‘Proyecto Voluntariado sean los siguientes:

  • Garantizar a través del voluntariado el adecuado desarrollo de las tareas cotidianas de los niños y niñas.
  • Potenciar la participación de la comunidad en la labor integral de trabajo con menores en situación de riesgo y desamparo.
  • Propiciar un espacio para la solidaridad y la participación activa de la comunidad, potenciando la participación de este voluntariado.
  • Captar y hacer un seguimiento a los proyectos que ejecutamos desde esta asociación y que suponen un apoyo muy importante para los menores y adolescentes con los que se trabaja desde los diferentes proyectos, así como para los equipos de trabajo que conforman la Asociación.
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