
Manuel Buitrago (San Cristóbal, Venezuela, 1977) es un referente en su país natal. Tiene síndrome de Down, pero no lo supo hasta que cumplió 16 años. Destaca por su gran espíritu de superación. Es técnico superior universitario en Educación Especial y trabaja con niños con autismo, parálisis cerebral o síndrome de Down. A los 15 años aprobó los estudios de educación primaria, a los 21 se graduó de bachillerato en Ciencias y en julio del pasado año obtuvo el título de técnico superior, especializado en dificultades de aprendizaje.
Mi madre me acompañó a visitar a un médico especialista, quien me prescribió un medicamento para favorecer la retentiva. En la consulta, de forma muy natural, me explicó mi condición. Me conmoví, lloré y pregunté a mi madre para que me aclarase qué significaba tener síndrome de Down. Sentí una profunda tristeza, ya que no tenía claro el concepto, a pesar de que mis padres esperaron a que alcanzara cierta madurez para asimilarlo.
“Nuestra condición no debe ser un motivo para excluirnos”
No es fácil la integración, pero en mi caso he obtenido numerosos logros y animo al resto de personas a perseguirlos. Nuestra condición no debe ser un motivo para excluirnos.
Sobre todo, el tiempo. Fue difícil porque trabajaba de ocho de la mañana a cuatro de la tarde y estudiaba desde las seis hasta las diez y media de la noche. Tampoco fue fácil aprender las particularidades de los diferentes síndromes que podían tener los niños con quienes trabajaría y el seguimiento que debía hacer de cada uno de ellos.
Trabajo con niños con autismo, parálisis cerebral o síndrome de Down e, incluso, con niños ciegos. Atiendo de manera particular a cada uno de ellos. Son ocho niños en cada aula y estoy acompañado por una docente especialista.
“Cada niño debe luchar para superar las dificultades que tiene debido a su condición”
Hay que animarles a ser autónomos, para que cada uno luche por superar las dificultades que tienen debido a su condición. Para ello, realizamos visitas guiadas al centro de la ciudad, a sus hogares, les enseñamos las diferentes rutas urbanas, las diferencias de las monedas en circulación, el funcionamiento de los semáforos, deportes y competencias, organizamos días de campo o actividades de mantenimiento de huertos. Intentamos enseñarles diferentes disciplinas.
Pueden hacerlo todos, pero orientados y dirigidos por un grupo de apoyo o integración.
Me sometí a un chequeo médico con el deseo de someternos a un tratamiento de inseminación artificial. Nos los recomendaron por mi condición genética.
“La educación especial facilita las herramientas necesarias para cubrir las dificultades de aprendizaje”
Considero la experiencia vivida de gran importancia porque comprobé el grado de autonomía de las personas con síndrome de Down. Les ayuda a su desarrollo personal y deseos propios, frente a la sobreproteccion de la familia. Tener un trabajo les hace también independientes y les sirve para su desarrollo, para cubrir sus gastos, sin dejar de lado el apoyo familiar.
La educación especial facilita las herramientas necesarias para cubrir las dificultades de aprendizaje, ya que se enfocan a diferentes tipos de alumnos, según su condición.