Mediadores de personas sordociegas, imprescindibles

Los problemas de comunicación de las personas sordociegas convierten a esta figura en una ayuda fundamental para su integración
Por Azucena García 2 de agosto de 2011
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Imagen: FOAPS

Las personas con sordoceguera comparten un importante problema de comunicación, por lo que este hecho dificulta más que en otras discapacidades su integración total en el entorno. Para evitarlo, los mediadores y guías-intérpretes suponen una ayuda imprescindible que, a través de las manos, les transmiten qué sucede a su alrededor e interpretan para ellos las sensaciones y emociones.

Hablar con las manos

En España se contabilizan unas 6.000 personas sordociegas, es decir, con dos deficiencias sensoriales: visual y auditiva. El grado de manifestación de ambas genera «problemas de comunicación únicos y necesidades especiales derivadas de la dificultad para percibir de manera global, conocer y, por tanto, interesarse y desenvolverse en su entorno», señala la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles).

En este contexto, la ayuda de los mediadores se centra, en su mayoría, en hacer llegar a la persona sordociega toda la información del entorno que le rodea. «Garantiza la interpretación de las sensaciones y emociones de las personas con quienes interactúa», explica un portavoz de la Fundación ONCE para la atención de personas con sordoceguera (FOAPS).

Garantizan la interpretación de las sensaciones y emociones de los interlocutores con quienes interactúa la persona sordociega

Los mediadores trabajan para que a la persona con sordoceguera le llegue el contenido de la información que le transmiten sus interlocutores, pero además «la contextualice e interprete las sensaciones, expresiones y emociones de quienes le rodean».

El número de mediadores en nuestro país es cada vez mayor. Se incrementa de forma paulatina, si bien es más difícil contar con ellos en poblaciones pequeñas o de difícil acceso, como es el caso de algunas islas, reconoce FOAPS. En cuanto a la formación, adelanta que está a punto de publicarse el título de Mediador, en cuyo diseño formativo han trabajado de manera conjunta la ONCE y el Instituto Nacional de las Cualificaciones (INCUAL).

Guía-intérprete

Junto con los mediadores, los guías-intérpretes conforman la red de apoyo a las personas sordociegas. Ellos traducen la información y ayudan a la persona sordociega en sus desplazamientos, frente al mediador, «que va un paso más allá», señala FOAPS.

Unos y otros suplen la «incomunicación y desconexión» que rodea a las personas sordociegas y logran que se relacionen con el entorno. Facilitan lo necesario para alcanzar una vida autónoma y proveen de servicios especializados, adaptados a cada necesidad.

Voluntariado con personas sordociegas

Personas voluntarias ayudan en pequeñas compras y actividades deportivas o acompañan durante un paseo

La Asociación de Sordociegos de España (Asocide) dispone de un equipo profesional de guías-intérpretes, «que atienden las necesidades de las personas sordociegas en muchas de las actividades de su vida diaria, como poder acudir a consultas medicas, realizar gestiones bancarias, acudir a organismos públicos o privados…». Además, Asocide cuenta con los voluntarios para llevar a cabo otras actividades que, debido a su alto coste, no realizan. Los voluntarios dedican su tiempo para ayudar a las personas sordociegas en pequeñas compras cotidianas, participar en actividades deportivas, jornadas y talleres o acompañar durante un paseo.

La Asociación Española de Padres de Sordociegos (Apascide) también cuenta con un servicio de voluntariado, que imparte un curso de formación a las personas interesadas para que, entre otras cosas, aprendan los sistemas de comunicación específicos, como la lengua de signos o el sistema dactilológico. Los cursos son presenciales u on line.

En cualquier ámbito de la vida
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Imagen: FOAPS

Entre los niños, la ayuda de los mediadores es todavía más importante si cabe. “En la edad temprana es imprescindible contar con una detección precoz del problema, así como con apoyos más constantes a través de la figura de un mediador”, especifica FOAPS. Este mediador trabaja con el niño, sobre todo, en el entorno educativo.

Según el grado de discapacidad sensorial -algunas personas conservan restos de vista y oído-, las personas sordociegas requieren un tipo de ayuda diferente, ya sea para acceder a la información, a la educación, a la capacitación profesional, al trabajo, a la vida social y/o a las actividades culturales. Las prioridades son la educación y el empleo, para garantizar la integración sociolaboral, mejorar la calidad de vida y favorecer el desarrollo humano e intelectual, precisa la ONCE.

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