ONG virtuales

En los últimos años se han creado organizaciones que tan sólo operan por Internet y permiten a los donantes un mayor seguimiento de los proyectos
Por Azucena García 16 de julio de 2010
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Imagen: Wendt Library

Sin sedes físicas, sin apenas personal, pero con numerosos donantes y multitud de propuestas con las que colaborar. Así son las ONG virtuales, entidades que mantienen los principios que caracterizan a las organizaciones convencionales pero que, a diferencia de éstas, tan sólo operan en Internet. Su expansión es progresiva en todo el mundo. Se benefician de la rapidez y facilidad para colaborar con un proyecto de cooperación, ya sea con tiempo o a partir de pequeñas cantidades de dinero, sin compromisos de cuotas y con la posibilidad de realizar un seguimiento directo de la iniciativa que se apoya.

Imagen: Wendt Library

Cada vez más personas acceden a Internet y, por lo tanto, tienen la posibilidad de ser solidarias. El voluntariado virtual da la oportunidad de colaborar con tiempo, mientras que otras opciones favorecen las donaciones on line. Con estas premisas se han creado nuevas organizaciones no gubernamentales (ONG) que tan sólo operan a través de la Red.

Apadrina un proyecto fue una iniciativa pionera en España. Gracias a ella, los donantes eligen a qué ONG, a qué país y a qué tipo de proyecto destinan su dinero. «Se facilita que puedan apoyar los proyectos que les son más próximos desde un punto de vista emocional», señala José Hernández, presidente de Mundo Unido, la organización impulsora de esta iniciativa.

Cada ONG se compromete a publicar informes periódicos sobre los avances del proyecto y fotos del mismo

Para garantizar la transparencia, las cuentas abiertas por cada entidad para recaudar dinero se supervisan de forma externa. Además, en la página web de cada proyecto, se informa sobre la cantidad necesaria para ponerlo en marcha y la recaudación conseguida. Las donaciones se fijan en cantidades simbólicas, como importes de 12 euros por un metro cuadrado de tabique de doble ladrillo, 15 euros para adquirir un kit de higiene, 25 euros para alimentar durante un año a un niño o 115 euros para comprar tuberías de distribución de agua.

Cada ONG se compromete a publicar informes periódicos sobre los avances del proyecto y fotos del mismo. Se comprueba que todas las organizaciones cumplan las normas legales y deontológicas para las actividades solidarias, que ostenten un elevado grado de transparencia, se comprometan a que todos los fondos recaudados se destinen a los proyectos para los que se pide financiación y se sometan a comprobaciones «para asegurar el correcto destino de los mismos».

Desde cualquier parte del mundo

La principal ventaja de las ONG virtuales es la posibilidad de donar o colaborar desde cualquier parte del mundo. Ésta es la premisa de Nabuur, una organización de origen holandés, compuesta a modo de comunidad virtual por vecinos («neighbours») de todo el mundo, incluida España. Registrarse como vecino da la opción de ser un voluntario on line y poder tomar parte en los debates que se planteen para encontrar soluciones, contactar con otros voluntarios con las mismas motivaciones, unirse a grupos que realicen las mismas tareas de voluntariado o crear un grupo propio y aconsejar o aprovechar la experiencia en un ámbito determinado para ayudar a los países en vías de desarrollo.

La propuesta de Nabuur va más allá de las donaciones. Apuesta por prestar conocimiento. Para ello, pone en contacto a quienes cuentan con experiencia y quienes la necesitan, de manera independiente al lugar del planeta en el que se encuentren unos y otros. Se necesitan expertos en Internet, educación, gestión de proyectos, trabajo social, fundraising (captación de fondos) y psicología, entre otras.

Para garantizar que las acciones se cumplen, cada proyecto cuenta con la figura del facilitador. Éste recibe la formación oportuna -tiene un monitor on line- y se encarga de organizar y dirigir el proyecto, movilizar a los voluntarios y mantener la página web de la iniciativa en cuestión, con la ayuda de representantes locales. El facilitador es el responsable de los resultados del proyecto, que busca siempre el éxito, por lo que debe motivar a su equipo para conseguirlo. El compromiso se fija en unas horas a la semana y, en cuanto al perfil, se buscan personas proactivas, con capacidad de trabajo en equipo, conocimiento de la lengua inglesa y acceso a Internet, al menos, seis horas a la semana durante seis meses.

Microfinanzas solidarias

Respecto a las donaciones, en Estados Unidos Kiva.org ha batido récords gracias a las denominadas microfinanzas. Las donaciones se recogen en organizaciones con experiencia en esta fórmula (“Field Partner”), que canalizan los préstamos hacia personas emprendedoras que los aprovechan para montar un negocio o para pequeñas acciones, como comprar el fertilizante necesario para abonar una plantación de arroz y obtener una cosecha. Si se desea, se pone en contacto al donante con la persona beneficiaria en el país en vías de desarrollo e, incluso, se contempla la posibilidad de visitar el lugar para comprobar “in situ” los resultados.

La donación mínima es de 25 dólares, pero a finales del pasado año Kiva.org ya había prestado más de 100 millones

La donación mínima es de 25 dólares, pero a finales del pasado año Kiva ya había prestado más de 100 millones de dólares. Cada prestamista elige a quien entregar su dinero, ya que en el sitio de Kiva puede encontrar los informes de los emprendedores que solicitan ayuda. Cuando estos reúnen el dinero que se les prestó, se lo devuelven a la organización intermediaria, que lo entrega a Kiva y ésta, a su vez, a los prestamistas. Una vez concluido el proceso, estos tienen tres opciones: volver a prestar la cantidad, donarla a Kiva o recuperarla.

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