Entrevista

Ramiro Viñuales Ferreiro, portavoz de la Red de Entidades para el Desarrollo Solidario

Tenemos recursos suficientes para alimentar a dos o tres planetas, el problema es cómo se reparten
Por Azucena García 28 de noviembre de 2009
Img ramirocongo
Imagen: CONSUMER EROSKI

Si tuviera que rescatar de su memoria la imagen de África que más le ha impactado sería, “sin lugar a dudas, la sonrisa inquebrantable de los niños”. Ramiro Viñuales Ferreiro, portavoz de la Red de Entidades para el Desarrollo Solidario (REDES), ha viajado varias veces a este continente para conocer su realidad, consciente de que la información que le llega como ciudadano es, en ocasiones, “sesgada”. Lamenta que África sea noticia por la pobreza, la hambruna o las guerras, ya que “tiene valores extraordinarios”. Reconoce que atraviesa una situación “dramática”, pero recuerda que su potencial de desarrollo es enorme y, con voluntad, podría aprovecharse para dar la vuelta a las estadísticas.

La campaña “África: cuestión de vida, cuestión debida” que impulsa REDES quiere acercar a la sociedad la realidad de este continente. ¿Acaso se desconoce o se tiene acceso a una información sesgada?

“En zonas remotas de Sierra Leona, es posible encontrar a personas que apenas cubren su cuerpo con un paño, pero llevan un teléfono móvil colgado del cuello”

África es un continente compuesto por 54 países, 30 millones de kilómetros cuadrados y casi mil millones de personas. Destaca por una pluralidad amplísima, pero los ciudadanos europeos, y del mundo occidental en general, no reciben una información real sobre qué ocurre en África. Esto se debe a una falta de interés por parte de algunos medios de comunicación, que ofrecen una imagen sesgada del continente centrada en la pobreza, en las hambrunas, en los conflictos étnicos o en el subdesarrollo. Pero este continente es amplio, diverso y joven. La clave de la campaña que acabamos de poner en marcha es atraer a la población hacia África, pero desde su realidad. REDES cuenta con mil personas que trabajan en el continente y que conocen su cotidianidad, tanto los aspectos positivos como los negativos. Queremos trasladar a toda la población la verdadera imagen de África para que no relacionen el continente con un espacio de selva, hambruna y pobreza, sino con un espacio de diversidad. En zonas remotas de Sierra Leona es posible encontrar a personas que apenas cubren la mitad de su cuerpo con un paño, pero llevan un teléfono móvil colgado del cuello.

Uno de los objetivos de la campaña es conseguir que los ciudadanos se pregunten acerca de su responsabilidad en la situación que atraviesa África. Quizá una pregunta que nunca se han hecho debido a esa información sesgada que reciben.

No cabe la menor duda de que es así. La realidad que vive en la actualidad África es dramática. Hay un porcentaje importante de la población que pasa hambre, no tiene acceso al agua, al saneamiento, a los servicios sanitarios o educativos ni a la formación empresarial. Incluso hay personas que no tienen la oportunidad de desarrollar sus productos alimentarios para su posterior venta y exportación. Esta situación está motivada por políticas internas y otras externas, del mundo desarrollado, donde nosotros somos ciudadanos y, como tales, deberíamos conocer la diversidad africana y sus matices. Deberíamos cuestionarnos por qué la realidad de África es la actual, qué modelo económico, de política comercial o migratoria tiene nuestro país y qué actuación mantenemos como ciudadanos. En este último caso, proponemos a las personas que conozcan la realidad africana o visiten algún proyecto de cooperación, animamos a organizar actos sobre la cultura africana, asistir a cursos o jornadas y adquirir productos de comercios justo, entre otras cosas. Son diversas acciones que pasan por la información y la sensibilización.

Una sensibilización que debería empezar por los más pequeños.

“La sensibilización de la población infantil y juvenil es fundamental para la transformación”

La educación y la sensibilización son pilares fundamentales. Cuando se forma a una persona, los conocimientos que adquiere permanecen. Por eso pensamos que la sensibilización de la población infantil y juvenil es fundamental para la transformación. De ahí que aprovechemos los centros educativos con los que tenemos contacto para llegar a los más jóvenes. Hemos elaborado unos materiales educativos adaptados a todas las etapas, incluso a la educación no formal para adultos, que intentan ofrecer un panorama general sobre África. Este año trabajaremos temas relacionados con el acceso a la alimentación y al agua, el próximo año analizaremos el acceso a la salud y, el siguiente, a la educación. Así la campaña se extenderá durante varios cursos académicos mediante actividades escolares y extraescolares.

¿Estos materiales educativos destacarán los aspectos positivos del continente africano?

África tiene valores extraordinarios. Acercarse a este continente, a África subsahariana en particular, es una experiencia recomendable para todas las personas. Vivir una experiencia en el Sur es una gran oportunidad para acercarse a su realidad y eso impulsamos desde REDES. En una situación de desamparo, como en la que viven muchas personas de África, la acogida por parte del resto de la comunidad se valora mucho y revela una sensibilidad infinita. Queremos transmitir la gran capacidad de aguante y de resistencia a las dificultades por parte del pueblo africano. Es una sociedad que tiene un gran deseo de transformación.

¿Ha empeorado esta situación debido a la crisis económica?

“La crisis impulsa la emigración a Europa aunque el acceso al empleo sea complejo, porque en el Sur es imposible”

La crisis ha afectado de forma muy negativa a África, que desde hace unos 50 años vive sumida en un proceso de decadencia debido al cual es imposible relanzar el desarrollo de los pueblos. La mayoría de los últimos 40 países que conforman el listado del Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas son africanos. El número de desempleados se ha disparado. El índice de paro en la minería y en la explotación de los recursos mineros, muy ricos en el continente, ha sido alarmante y provoca la falta de ingresos de las familias. Pero la crisis económica actual tiene el antecedente de otra crisis por el incremento de los precios de los alimentos, una situación de la que apenas se ha hablado y que provocó un verdadero aumento del número de personas en situación de pobreza en África.

La falta de acuerdos entre los países para ayudar a paliar esta situación favorece, además, que cada vez más gente se encuentre en situación de extrema pobreza. El resultado es el denominado “efecto llamada” hacia el bienestar de los países del Norte, aunque nosotros lo consideramos más bien un “efecto huida”, porque huyen de la pobreza y la miseria. La crisis impulsa a emigrar a los países del Norte, aunque se sepa que en España o en otros lugares de Europa el acceso al empleo es complejo. Pero es que en sus lugares es imposible.

Más de la mitad de los habitantes del continente son menores de 18 años, ¿cuántos emigrarán?

Emigra un porcentaje mínimo. Incluso, cuando he tenido la posibilidad de viajar a algunos países africanos, me he preguntado cómo es posible que todos los días no emigren más personas para reclamar justicia a los países del Norte. Quienes emigran son las personas más cualificadas desde el punto de vista físico y formativo. La denominada fuga de cerebros es uno de los principales problemas. Se calcula que más de 20.000 médicos africanos ejercen en Reino Unido. Hay que impulsar el propio desarrollo de los pueblos para que la población no tenga necesidad de emigrar, con todos los inconvenientes que supone: pérdida de capital humano formado, pérdida de vidas humanas y posibilidad muy remota de regreso por parte del ciudadano que emigra.

En 1981, en África subsahariana había 164 millones de personas en condiciones de extrema pobreza. En la actualidad hay 314 millones. ¿La planificación familiar sería una solución?

La raíz del problema es otra. El planeta tiene recursos suficientes para alimentar a dos o tres planetas, el problema es cómo se usan y cómo se reparten. Hay una serie de problemas muy claros.

Por lo tanto, puesto que África tiene un gran potencial de desarrollo, ¿qué necesita para aprovecharlo?

Una voluntad política que integre fortalecimiento institucional, desarrollo de la paz y finalización de los conflictos armados, acuerdos comerciales justos con los países africanos y en la explotación de los recursos minerales, políticas migratorias que permitan el libre tránsito de los ciudadanos del Sur, asistencia técnica, recursos económicos y un mayor peso de África en las instituciones internacionales. Estos pequeños avances permitirían, al menos, pasar de una situación de extrema pobreza a pobreza, o una vida media.

¿La Ayuda Oficial al Desarrollo cumple su función o deben modificarse los principios en los que se basa?

Desde hace tiempo se debate que la Ayuda Oficial al Desarrollo, tal como está planteada, no es una buena solución, hay que mejorar la cantidad y la calidad. Hay que incrementar la propia ayuda económica y precisar a qué países se otorga y a qué sectores. Tiene que ser una ayuda que no esté ligada o condicionada a la inversión en bienes o empresas.

¿Debería dedicarse una parte a las denominadas enfermedades olvidadas? Afectan a millones de personas de todo el mundo, pero no siempre se atienden. ¿Por qué?

“Algunas enfermedades se olvidan porque no son rentables y no se impulsa su investigación”

Son enfermedades que se olvidan porque no son rentables. Hablamos de una población con índices de desarrollo muy bajos. Los laboratorios no encuentran en ellas un beneficio económico y no hay voluntad, por lo tanto, para impulsar la investigación y el desarrollo de medicamentos que permitan combatirlas.

También la mayoría de las perspectivas sobre la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en 2015 son pesimistas. ¿Coinciden sus pronósticos?

Los países menos adelantados han realizado los mayores esfuerzos para intentar alcanzar las metas planteadas en los ODM. Muchos, como Mozambique o Colombia, se han superado, han asumido el cumplimiento de los objetivos y han llegado a metas inalcanzables al comienzo. De los ocho ODM aprobados, siete corresponden a los países del Sur y, el octavo (fomentar una asociación mundial para el desarrollo), a las regiones del Norte. El incumplimiento de los ODM, por lo tanto, se manifiesta por la incapacidad de los gobiernos del Norte para impulsar recursos que logren el Objetivo 8, algo que contribuiría a que el resto de los países alcanzase los demás. Ahí está la clave.

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