Reasentamiento, una medida limitada y excepcional

Cerca de 560.000 refugiados necesitarán ser acogidos en terceros países a lo largo de este año, un 192% más que en 2008
Por Azucena García 1 de mayo de 2009
Img refugiados
Imagen: ACNUR

Proteger la vida. Éste es el fin último del reasentamiento de refugiados en terceros países. Cuando la salud, la seguridad, la libertad o los derechos humanos de una persona están en riesgo en el país de asilo, esta medida la reubica en otro destino donde se garantice su integridad. El principal escollo es la limitación en el número de solicitudes que se aceptan cada año. Pero además, los refugiados deben lidiar con quienes se aprovechan de su situación y les estafan con promesas falsas.

El reasentamiento en terceros países supone una solución duradera para las personas refugiadas. Obligadas a huir de sus hogares, en ocasiones, no pueden regresar a ellos ni permanecer en el país de acogida en condiciones de seguridad, por lo que han de cambiar definitivamente de residencia. «El reasentamiento se ha convertido en un elemento fundamental del sistema de protección internacional de los refugiados», asegura el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El borrador que pretende la reforma del derecho de asilo recoge la apertura de un cupo anual de reasentamiento, lo que supondría la admisión de un número determinado de refugiados cada año. Estos conseguirían protección legal, tratamiento de asilados o residentes de largo plazo e, incluso, tendrían la oportunidad de obtener la ciudadanía. No obstante, aceptar esta medida supone abandonar el país de asilo para establecerse en otro «que puede no ser la opción preferida».

Cupo limitado

Con el fin de que las personas «se formen expectativas realistas sobre las posibilidades de reasentamiento», ACNUR insiste en que éste es sólo una de las tres soluciones duraderas para la situación de los refugiados. Las otras dos son la repatriación voluntaria y la integración local en el país de asilo. Además, recalca que la cuota de admisión en terceros países es limitada, de carácter excepcional y para casos muy específicos; es decir, «no es un derecho de los refugiados» ni es automático. El haber sido reconocido como refugiado en un lugar «no significa necesariamente que exista una razón válida para iniciar el procedimiento de reasentamiento hacia un tercer país», precisa ACNUR.

Haber sido reconocido como refugiado en un país no es una razón válida para iniciar el procedimiento de reasentamiento

Lo habitual es que las personas refugiadas busquen asilo en países vecinos, muchos de ellos con niveles bajos de desarrollo socioeconómico. De hecho, son las zonas más pobres las que soportan una mayor carga, pese a que menos del 1% de los refugiados se beneficiaron del reasentamiento en 2007. Del total de solicitudes presentadas desde 1998, apenas 821.000 fueron aceptadas por terceros países, frente a los 11,4 millones de refugiados que se repatriaron voluntariamente a sus países de origen. Se estima que en 2009 cerca de 560.000 refugiados en el mundo tendrán necesidades de reasentamiento, un 192% más que el año anterior y el equivalente al 4% de la totalidad de refugiados.

¿Dónde podrían ubicarse estas personas? Los países tradicionales de reasentamiento son Estados Unidos, Canadá, Australia, Suecia, Noruega y Nueva Zelanda, si bien en los últimos años algunos estados latinoamericanos han emergido «en una escala menor», precisa el ACNUR, pero con medidas efectivas para acoger a refugiados colombianos y personas de otros continentes.

La sombra del fraude

La decisión de aceptar a un refugiado es exclusiva de los países de reasentamiento. Nadie más puede dar el visto bueno o rechazar una solicitud. Asimismo, toda la documentación, información y servicios que se prestan durante el proceso son gratuitos, por lo que el ACNUR advierte contra cualquier persona que ofrezca estos servicios o documentos a cambio de dinero u otro favor porque «comete fraude e infringe la ley».

De la misma manera, presentar documentos o testimonios falsos no sólo implica que se rechace la solicitud, sino que puede constituir un delito, con las correspondientes medidas penales. En este sentido, Internet facilita la comisión de fraudes, con estafas que ofrecen la posibilidad de reasentamientos a cambio de dinero.

Algunas de estas organizaciones fraudulentas afirman estar asociadas al ACNUR o a otros organismos internacionales para dar credibilidad a su oferta. Utilizan grupos de chat y páginas web falsas «para prometer oportunidades de reasentamiento y trabajo en Europa y América del Norte a cambio de un pago». Por ello, hay que ser precavidos y desconfiar de este tipo de informaciones. «Refugiados desesperados pueden convertirse en víctimas de estos fraudes que les ofrecen una solución rápida a su angustiante situación», lamenta el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.

Refugiados tamiles

Los últimos refugiados en centrar la atención han sido los tamiles. Huyen desde la región del noreste de Sri Lanka a lugares como el estado indio de Tamil Nadu para esquivar el fuego cruzado entre rebeldes y militares, después de que la situación en la zona haya empeorado.

Cruzan masivamente el Golfo de Mannar, lo que aumenta el riesgo de morir ahogados

Desde 1983, la minoría Tamil busca refugio en el continente indio para escapar de la mayoría cingalesa. “Pero con el empeoramiento actual de la situación, los tamiles están cruzando masivamente el Golfo de Mannar, que separa la isla de la vecina India”, explica Manos Unidas.

La entidad afirma que esta circunstancia aumenta el riesgo de morir ahogados y lamenta que tampoco los campos a los que llegan cuenten con unas condiciones mínimas de alojamiento. Manos Unidas trabaja en la zona a través de la organización RUC (Rural Uplift Centre), que se ocupa de los refugiados desde su llegada al primer campamento situado en la isla de Rameshwaran hasta su establecimiento en los 13 campos existentes para ellos.

Además, RUC trabaja para mejorar la situación de 1.272 refugiados alojados en otros seis campos y participa en la construcción de ocho pequeños centros comunitarios que se utilizarán como locales de reunión, consulta psicológica a los refugiados, atención a niños por las tardes y clases de refuerzo.

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