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El 31 de marzo de 2025, ACNUR declaró el Estado de Emergencia de nivel 2 para responder a las crecientes necesidades frente a la crisis humanitaria de Myanmar, lo que supone la emisión de una solicitud de ayuda internacional, que tendrá una vigencia de seis meses.
En respuesta a las diversas necesidades sobre el terreno, entre sus acciones, ACNUR prioriza la provisión de artículos básicos de emergencias, refugios y asistencia multipropósito. El equipo también está mejorando el acceso a los servicios de protección, colaborando con las comunidades y apoyando iniciativas de protección comunitaria según las necesidades.
El terremoto ha intensificado la crisis humanitaria
Este trágico seísmo se ha producido en un momento de grave inestabilidad política y social, en el contexto de un conflicto prolongado que, desde la toma de poder por los militares en febrero de 2021, ha sumido al país en una profunda crisis humanitaria.

La población se enfrenta a constantes amenazas de violaciones de derechos humanos, como el reclutamiento forzado y la escasez de recursos esenciales. El conflicto ha interrumpido las principales vías de transporte con la restricción de movimientos, el bloqueo de las rutas de suministro y el incremento de los precios de los productos básicos.
Debido a la inseguridad, aproximadamente 3,5 millones de personas se han visto obligadas a huir y desplazarse forzosamente dentro de Myanmar, en su mayoría mujeres, niñas y niños. El terremoto ha agravado esta situación de vulnerabilidad: ha impactado de forma especial en las regiones que albergaban el mayor número de personas desplazadas internas, perjudicando a cerca de 1,55 millones de personas.
Además, las comunidades desplazadas ya hacían frente a graves dificultades, como la falta de acceso a alimentos, agua potable y servicios básicos. Y esto se ha visto exacerbado a causa del terremoto, sobre todo en zonas donde el acceso humanitario sigue estando severamente restringido.
Tailandia, otro de los países más afectados por el seísmo, acoge a más de 80.900 habitantes de Myanmar en nueve campos de personas refugiadas cerca de la frontera. Mientras, otras 6.150 personas refugiadas y solicitantes de asilo viven en ciudades de otras áreas del país.
La implicación de ACNUR en la emergencia
Gracias a su larga presencia en Myanmar desde 1993, ACNUR ha podido intervenir en el terreno afectado desde el inicio de la emergencia,. Lo ha hecho desplegando un equipo de 200 personas y en coordinación con autoridades locales y socios humanitarios. Estas intervenciones se realizan de forma inclusiva: se adaptan a las necesidades de la población y se centran en la protección.
El equipo de ACNUR ha llevado a cabo una evaluación rápida a nivel interinstitucional en las regiones de Mandalay, Magway y Sagaing, para identificar las necesidades más urgentes. Estas mismas evaluaciones permiten monitorear los riesgos relacionados con la presencia de artefactos explosivos, separación familiar, protección infantil y violencia de género para poder prevenirlos.

A pesar de las condiciones adversas, ACNUR ha desplegado equipos en las zonas más afectadas como Mandalay, Nay Pyi Taw y alrededores, proporcionado ayuda de emergencia a más de 28.000 supervivientes. Se ha priorizado el envío de refugios y material humanitario de emergencia, incluyendo lonas, colchonetas, mantas y mosquiteros; esto es, artículos esenciales que no solo facilitan la supervivencia, sino que también brindan seguridad tras el desastre.
También se está trabajando en la defensa de los derechos humanos de las personas desplazadas y de las comunidades de acogida, buscando soluciones sostenibles que garanticen la seguridad y la reconstrucción de sus vidas.
➡️ Colaboración internacional
El trabajo de ACNUR es clave gracias a su estrecha colaboración con agencias de la ONU, ONG y las propias comunidades, coordinando intervenciones de asistencia, protección y ayuda humanitaria. Entre otras, colabora con el Ministerio de Sanidad y la Organización Mundial de la Salud (OMS) proporcionando ayuda sanitaria y suministros a centros de salud dañados por el terremoto.
Esta colaboración está reforzada por un equipo de apoyo desplegado desde Yangon hasta Mandalay para mejorar la coordinación y la respuesta a dicha emergencia, y así garantizar el suministro de ayuda esencial.
Necesidad de una respuesta de solidaridad internacional
Las necesidades humanitarias en Myanmar siguen siendo críticas, a pesar de los esfuerzos desplegados. El terremoto agravó una situación ya complicada por la inseguridad y la inestabilidad política, que dificulta una recuperación a largo plazo. La población desplazada y afectada por el conflicto requiere no solo asistencia inmediata, sino también soluciones sostenibles que garanticen su seguridad y su bienestar.
Además, la ayuda humanitaria también hace frente a serias limitaciones por falta de recursos económicos, lo que afecta directamente a la distribución de alimentos, medicamentos y refugio. A finales de marzo, la operación de ACNUR en el país solo contaba con el 20 % del presupuesto necesario, 17,66 millones de dólares de los 88,3 millones requeridos. Este déficit pone en riesgo aún más la vida de miles de personas.

El futuro de Myanmar dependerá de una respuesta coordinada entre autoridades locales, actores humanitarios y la Comunidad Internacional, que priorice las necesidades de quienes más lo necesitan. La labor de ACNUR sigue siendo crucial para defender los derechos de las personas desplazadas y brindar el respaldo necesario para reconstruir su futuro.
Por ello, ACNUR agradece enormemente el apoyo brindado por las personas donantes, cuyas contribuciones han sido fundamentales para proporcionar la distribución de ayuda esencial, y hace un llamamiento a la solidaridad internacional.