Del 24 al 30 de octubre se celebra la Semana del Desarme, con el objetivo de concienciar a los Estados miembros de Naciones Unidas sobre la eliminación de armas de destrucción masiva y el control del comercio de armas convencionales. El fortalecimiento de la paz y la seguridad internacionales es una de las aspiraciones más profundas de la humanidad y tiene como meta el desarme general. Este artículo describe las razones por las que se celebra la Semana del Desarme, cómo España contribuye al comercio de armas y los orígenes del Tratado del Comercio de Armas firmado en 2013.
¿Por qué una Semana del Desarme?
La Asamblea General de Naciones Unidas en 1978, a través del Documento Final dedicado al Desarme, pidió la observancia anual de la Semana del Desarme e invitó a todos los Estados a poner de relieve el peligro que representa la carrera armamentista, propagar la necesidad de que cese y hacer que la ciudadanía entienda la urgencia de las tareas de desarme.
Entre el 80% y el 90% de las armas ligeras ilegales proceden de transacciones autorizadas
En 1995, la Asamblea invitó a los gobiernos y a las ONG a que siguieran participando de forma activa en la Semana del Desarme (resolución 50/72 B), entendiendo que preservar la paz es responsabilidad de todos los Estados.
En la actualidad, hay cerca de 640 millones de armas pequeñas y ligeras en el mundo, una por cada diez personas, fabricadas por 1.249 empresas de más de 90 países, según el Informe «Rigths at risk», de Small Arms Survey. Además, el valor de las exportaciones autorizadas de armas es de 21.000 millones de dólares al año. Y se calcula que entre el 80% y el 90% de las armas ligeras ilegales proceden originalmente de una transacción autorizada y aprobada por un Estado. Cada año se producen 16 millones de municiones, que equivalen a 2,5 por habitante y causan la muerte de una persona cada dos minutos en alguna parte del mundo.
Estas cifras son más que razones para seguir celebrando la Semana del Desarme y tratando de preservar la paz mundial. Hoy día se sabe que la acumulación de armas nucleares constituye mucho más una amenaza que una protección para el futuro de la humanidad.
España, uno de los principales exportadores de armas
Las ventas de material militar en España equivalen al 3% del total mundial
España es el séptimo mayor exportador de armas del mundo, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) que recoge datos de 2010 a 2014. Sus ventas supusieron el 3% del total (al igual que Italia). Por detrás se sitúan Reino Unido (el sexto), Alemania, Francia y China (5%) que ocupa el tercer lugar. El primero sigue siendo Estados Unidos con el 31%, seguido de Rusia con el 27%. El top ten de los vendedores de armamento se completa con Ucrania e Israel (el décimo).
Los principales países a los que España ha exportado armamento son Australia, Noruega y Arabia Saudí, a quienes suministra aviones de transporte y reabastecimiento en vuelo, buques de guerra y sistemas de radar.
Ante la pregunta de si España vende armas en la guerra de Siria, no se tiene una respuesta segura. Al menos no, según las estadísticas oficiales que afirman que al Gobierno de Bachar Al Asad solo les vende armas Irán y Rusia. Hay otros testimonios que señalan que también reciben armas de Libia, la UE (de origen croata), EE.UU., Turquia, Jordania, Irak y Líbano. Esto no significa que no haya venta de armas españolas en Siria. Si así fuera, convendría interrogarse por la responsabilidad del Estado español, las empresas de armas y la sociedad en general.
Pero, a parte de Siria, hay otros países en conflicto armado a los que sí se tiene acceso a través del Informe de Exportación de Material de Defensa de España para comprobar la venta de armamento (estadísticas, operaciones y el marco legislativo).
El 2 de abril de 2013 se convirtió en un día histórico cuando el Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA), el primer acuerdo para controlar el comercio internacional de armas, obtuvo un abrumador “sí” en la votación que se celebró en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Tuvo 153 votos a favor, 3 votos en contra (República Popular Democrática de Corea, Irán y Siria) y 23 abstenciones.
Gracias a la coalición Armas Bajo Control, que representa a más de 100 organizaciones de la sociedad civil y que trabaja en 120 países, se hizo posible regular el comercio de armas y municiones convencionales mediante el establecimiento de este Tratado jurídicamente vinculante.
El proceso comenzó en 2006, cuando 153 gobiernos votaron en las Naciones Unidas para elaborar un tratado internacional de comercio de armas. Esto se produjo a raíz de la campaña del “Millón de Rostros”, en la que Armas bajo control recogió imágenes de un millón de simpatizantes y se las entregó al entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan.
Desde entonces, los líderes mundiales han sostenido varias reuniones y debates preparatorios con miras a la elaboración de un concepto común del TCA. Los principales temas de debate han sido cuestiones técnicas tales como el alcance, la cooperación, los criterios, la asistencia y la aplicación.