Una política migratoria más justa e inteligente ayudaría a reducir la pobreza en el mundo, según Intermón Oxfam

Un incremento del 3% en el número de inmigrantes generaría más recursos que la ayuda, el comercio y la cancelación de deuda juntos
Por EROSKI Consumer 23 de octubre de 2007

Las políticas migratorias de los países desarrollados, centradas en el control de fronteras, tienen unos costes muy elevados, potencian la inmigración ilegal, violan derechos y provocan bolsas de pobreza y exclusión. Lo dice un informe de la ONG Intermón Oxfam, que asegura que los movimientos migratorios pueden ofrecer oportunidades sin precedentes en la lucha contra la pobreza y la desigualdad si se gestionan bien.

La organización humanitaria aboga por una política migratoria más justa e inteligente, que tenga en cuenta el derecho de las personas a emigrar en busca de una vida digna y los beneficios que se generarían en los países de origen y de acogida. Para ello debería estar basada en tres pilares fundamentales: generación de oportunidades para no emigrar, reforma del modelo de gestión de las migraciones y emigración al servicio del desarrollo.

«El celo de los países ricos a la hora de restringir la entrada de personas sólo es comparable con su empeño en que circule todo lo demás. Este doble rasero permite a la UE subvencionar su producción y exportación agraria con 50.000 millones de euros anuales, mientras que los campesinos de los países en desarrollo, arruinados por la competencia desleal, deben quedarse en casa», explica Gonzalo Fanjul, coordinador de investigaciones de Intermón Oxfam y autor del estudio.

El informe contiene datos reveladores sobre el impacto que puede tener la inmigración en los países en desarrollo. Un incremento de sólo el 3% del número de inmigrantes en los próximos años podría generar un beneficio cercano a los 305.000 millones de dólares. Esto supondría el doble de toda la ayuda al desarrollo, la condonación de deuda y los beneficios derivados de un hipotético acuerdo comercial en la Ronda de Desarrollo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en un año.

La ONG recuerda que España se gastó 20 millones de euros en la tercera fase de la valla de Melilla para frenar la entrada de inmigrantes subsaharianos. Con este dinero, afirma, se podría haber facilitado tratamiento contra la malaria a 11 millones de niños africanos.

«Lo relevante no es cómo controlamos mejor nuestras fronteras, ni si quiera qué podríamos hacer para que la gente no se vea obligada a abandonar su país de origen. Lo importante es identificar y aplicar políticas migratorias que beneficien a los que viven en la pobreza y sean beneficiosas para la sociedad de los países de acogida», señala Ariane Arpa, directora general de Intermón.

Reducir el coste de las remesas

Una de las prioridades a corto plazo es reducir el coste de los envíos de dinero que hacen los inmigrantes (remesas), que pueden suponer una verdadera fuente de beneficios para el desarrollo de los países pobres. La ONG calcula que, si se redujese el coste medio de los envíos en un 50%, se podrían liberar recursos por valor de 212 millones de euros anuales. Esta cantidad es superior a toda la ayuda bilateral que nuestro país concede a 42 países del África subsahariana.

Las remesas son, después de la inversión extranjera directa, la segunda fuente de financiación externa para los países pobres. Representan hoy en el mundo unos 200.000 millones de dólares anuales, el doble del valor de la ayuda oficial al desarrollo.

Por otro lado, Intermón propone desarrollar un ambicioso plan de migraciones circulares que incluya incentivos al retorno. Estas migraciones estarían basadas en permisos con una validez de varios años, sin restricciones geográficas o sectoriales y que permitirían al emigrante entrar y salir de la UE de acuerdo a las oportunidades laborales disponibles durante ese tiempo.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube